Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Secuestro por recompensa y terrorismo

 

Hechos clave

El secuestro por recompensa, o toma de rehenes, se define en la Convención Internacional contra la Toma de Rehenes:

Toda persona que se apodere de otra o la detenga, y amenace con matarla, herirla o mantenerla detenida a fin de obligar a un tercero, a saber, un Estado, una organización internacional intergubernamental, una persona natural o jurídica o un grupo de personas, a una acción u omisión como condición explícita o implícita para la liberación del rehén (artículo 1).

Desde 1970 hasta 2010, los secuestros representaban un porcentaje pequeño de todos los ataques terroristas (6,9 %), sin embargo, en 2016 el porcentaje de secuestros incrementó significativamente al 15,8 % de todos los ataques terroristas (Base de Datos de Terrorismo Global, 2018). En 2017, el número total de ataques terroristas (8 584 a nivel mundial) disminuyó en un 23 % y el número de afectados por estos ataques también disminuyó en un 27 %, en comparación con 2016. El número de víctimas de secuestro y rehenes registrado en este año fue más de 8 900, lo que significa una reducción del 43 % desde 2016 y un cambio notable en comparación con años anteriores, en los que hubo un incremento sustancial en la cifra. A nivel mundial, los bombardeos y explosiones representan el 47 % de los ataques de ese año. Los ataques armados fueron el siguiente tipo de ataque más común, con un 22 %, seguido de los ataques a instalaciones e infraestructuras (12 %), toma de rehenes (10 %) y asesinatos (8 %).

Nasser Al-Wuhayshi, exlíder de Al-Qaida en Yemen en la Península Arábica, dijo que el secuestro es «un botín fácil [...] un negocio rentable y un tesoro precioso» (Rhode, 2014). Oumar Ould Hamaha, comandante de Al-Qaida en Mali del Magreb Islámico (AQMI), indicó en una entrevista para un diario que: «Muchos países occidentales están pagando sumas enormes a los yihadistas. La fuente de nuestro financiamiento son los países occidentales. Ellos están pagando por la yihad» (Nossiter, 2012).

Entre 2008 y 2014, Al-Qaida y sus afiliados directos generaron al menos USD 125 millones en ganancias por secuestros, de los cuales USD 66 millones se recolectaron en 2013 (Callimachi, 2014). Se estima que Al-Qaida del Magreb Islámico recibió USD 75 millones en pagos por recompensas entre 2010 y 2014 (UNSC (b), 2014). El grupo de Abu Sayyaf ha participado en secuestros en los que se recolectaron alrededor de USD 1,5 millones en recompensas para 2014, y aproximadamente la mitad de esa suma recolectada en 2012 y 2013. Boko Haram también es reconocido por reunir fondos mediante secuestros masivos de extranjeros y civiles por recompensa. De acuerdo con algunos informes, Boko Haram cuenta con una fuerza especializada en secuestros que secuestra políticos, empresarios, extranjeros, gobernantes y funcionarios públicos con el fin de negociar su retorno por una gran suma de dinero o por el intercambio de un militante de Boko Haram (Institute for Economics and Peace, 2017).

Estudio de caso: Abu Sayyaf y el nexo entre el delito de secuestro por recompensa y el terrorismo

La organización terrorista Abu Sayyaf (ASG) ha utilizado el secuestro por recompensa como una táctica para financiar sus actividades en Filipinas. La historia del involucramiento en actividades delictivas y terroristas del ASG la convierte en un estudio de caso interesante para analizar las vinculaciones entre la delincuencia y el terrorismo, ya que aplica a la modalidad de secuestro por recompensa. Según el análisis del ASG realizado por McKenzie O’Brien en 2012, su evolución de una organización terrorista a una delictiva está relacionada a la fluctuación en su liderazgo, sus miembros, su estructura y las relaciones con organizaciones delictivas y terroristas. Este estudio de caso se centra en las dos identidades del ASG, como terroristas y como secuestradores, y utilizando el análisis de O’Brien, llega a conclusiones sobre por qué un grupo terrorista puede pasar de perseguir objetivos ideológicos a buscar alcanzar los objetivos económicos de una empresa delictiva (O’Brien, 2012).

Según la Base de Datos de Terrorismo Global, la cantidad de secuestros en Filipinas ha permanecido constante en los últimos años, pero la de víctimas incrementó por lo menos en un 70 % entre 2015 y 2016 (de 127 víctimas en 2015 a 218 en 2016). Esta cifra incrementó en 2017, cuando el total de personas secuestradas registradas en el país fue de 408 (de un total de 8 937 víctimas registradas a nivel mundial). A pesar de que no todas las actividades de secuestro por recompensa del ASG se llevan a cabo en Filipinas, se calcula que la organización, de menos de 500 miembros, es la responsable de recaudar más de USD 35 millones derivados de actividades de secuestro entre 1992 y 2008.

Aunque el ASG se fundó originalmente para alcanzar objetivos políticos, ha desarrollado una afición por el secuestro por recompensa. El secuestro es una de las principales actividades del ASG y, a pesar de que a lo largo de su historia ha sido calificado como un grupo terrorista en Filipinas, ha intensificado su actividad delictiva a costa de sus objetivos terroristas/políticos/ideológicos en muchas ocasiones. El ASG mantiene conexiones con otras organizaciones terroristas como el grupo separatista islamista filipino, Frente Moro Islámico de Liberación (MILF), y el grupo terrorista establecido en Indonesia, Jemaah Islamiya (JI). 

Por un periodo, el ASG dependía del entrenamiento y financiamiento que Al-Qaida le proveía, pero se independizó en la década de 1990 debido a la creciente presión de las autoridades filipinas. Una vez eliminada esta fuente de financiamiento, el ASG empezó a involucrarse en actividades delictivas que aseguraban su supervivencia, incluidos el secuestro por recompensa que representaba más del 90 % de su financiamiento. El ASG recibía la mayor parte de su entrenamiento para actividades delictivas de grupos terroristas cercanos y dependía de las ganancias de los secuestros para atraer nuevos miembros al grupo. 

En el pasado, bajo el liderazgo de líderes carismáticos con visión ideológica como Abdurajak Janjalani, el reclutamiento se hacía sobre una base ideológica, pero ahora la recompensa económica parece ser la estrategia de reclutamiento más efectiva. El ASG tiende a secuestrar a locales en mayor escala que a extranjeros. No obstante, las víctimas de secuestro extranjeras suelen generar los recates más elevados. Este puede ser un factor que motiva estos acontecimientos en los que el ASG ha atacado centros turísticos frecuentados por extranjeros, al igual que a personas que trabajan para organizaciones no gubernamentales, como el Comité Internacional de la Cruz Roja (2009). 

Según O’Brien, el ASG fluctúa entre años en los que persigue su ideología terrorista y subsecuentemente disminuye las actividades de secuestros por recompensa, y años en los que sus objetivos terroristas pierden protagonismo para aventurarse a generar ganancias mediante secuestros. Para examinar la manera en la que el ASG recorre el nexo entre la delincuencia y el terrorismo, O’Brien nos proporciona cuatro marcos de análisis que contribuyen a la identidad del ASG a lo largo del continuo delincuencia-terror: (i) liderazgo; (ii) estructura del grupo; (iii) afiliación al grupo, y (iv) vinculaciones externas. Este análisis aplicado al ASG revela cómo el nexo entre la delincuencia y el terror se desarrolla a través del secuestro por recompensa llevado a cabo por grupos terroristas.

 
Siguiente:  Explotación de recursos naturales y terrorismo
Volver al inicio