La escopetarra: instrumento de paz

By Norha Restrepo

El músico César López trabaja con UNODC para concienciar al público acerca de la violencia y las armas de fuego. Foto: Nación Sana

El instrumento que el músico colombiano César López toca en actos de protesta contra la violencia tiene su origen en la antigua República Democrática Alemana. Lanzado desde un avión como parte de un cargamento de armas enviados clandestinamente a guerrilleros izquierdistas escondidos en la selva de Colombia, cayó más tarde en manos de paramilitares de la derecha.

Ambos grupos armados ilegales utilizaban el AK-47 como instrumento de guerra. López lo transformó en un instrumento de paz.

Tuvo la idea de convertir un arma en una guitarra después de presenciar las consecuencias de un sangriento ataque terrorista ocurrido en febrero de 2003. En un atentado con autómovil bomba, atribuido a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), contra un exclusivo club en Bogotá murieron 36 personas y otras 170 resultaron heridas.

López y sus amigos reaccionaron a la violencia de la única manera que sabían: tocando música. Como artistas y activistas por la paz deseaban mostrar su apoyo a las víctimas y hacer un llamamiento para terminar con el derramamiento de sangre. Mientras actuaban cerca del club en ruinas, López observó que un soldado sostenía su rifle de la misma manera que él su guitarra. La primera escopetarra estuvo lista pocos meses después.

Los rifles los proporcionan las autoridades colombianas. Una vez que se han retirado los mecanismos de disparo, Alberto Paredes, un luthier -experto en fabricar guitarras-, monta las piezas que transforman para siempre los objetos de muerte en objetos de esperanza: en guitarras eléctricas.

En español, escopeta es un arma de fuego corriente y guitarra, el conocido instrumento musical. Juntas, las palabras escopeta y guitarra se convierten en un poderoso símbolo de paz. Para César López, la escopetarra representa la unión entre uno de los inventos más horribles de la humanidad y otro de los más bellos. El artista creó el instrumento para incitar a la gente a reflexionar acerca de lo que el país vive actualmente y qué pueden hacer para cambiar esa realidad colectiva.

Las escopetarras se hacen con rifles que frecuentemente llevan marcas escalofriantes indicando el número de personas que han matado. Inicialmente, López trabajaba con escopetas que habían pertenecido a guerrilleros, grupos paramilitares o delincuentes organizados. Actualmente, utiliza rifles de asalto entregados por los combatientes paramilitares en el momento de su desmovilización.

"El hecho de que un arma se transforme de manera tan radical muestra la posibilidad que todo el planeta tiene de cambiar, aunque parezca absurdo", declaró López a Perspectivas en una entrevista en línea desde su casa en Bogotá.

Los instrumentos se entregan a músicos conocidos como medio para atraer la atención pública hacia la causa del fin de la violencia y poner fin a la proliferación de las armas pequeñas o ligeras.

Los artistas son los destinatarios perfectos de un instrumento simbólico como éste, según López. "Son la conciencia activa de una cultura y el medio más poderoso para transformar la visión y actitud de los seres humanos."

Artistas con causa

Cada escopetarra es donada a un artista de fama internacional, una institución o un individuo que trabajen en pro de la paz.

Juanes, superestrella colombiana, fue el primer músico que recibió el instrumento. Ha ganado varios premios Grammy y es famoso en el mundo entero por éxitos como "La camisa negra" y "A Dios le pido". En sus discos, habla de la injusticia de la guerra, el miedo a la violencia y su sueño de una vida en paz.

En base al diseño de abajo, los rifles se transforman en guitarras eléctricas en el taller de un renombrado luthier. Foto: UNODC Colombia

Cuando se le mostró la escopetarra, no podía creer lo que veía ni lo que oía, porque el instrumento parecía un rifle pero sonaba como una guitarra. "Es un símbolo muy poderoso", dijo en una conferencia de prensa, en 2003. "Me gustaría que todas las armas en Colombia y en el mundo fueran como ésta".

El músico argentino Fito Páez recibió de regalo un rifle-guitarra en 2004.

Se ha donado una escopetarra a la exposición permanente de las Naciones Unidas sobre el desarme en Nueva York y a la Oficina de las Naciones Unidas en Viena.

Hasta la fecha, han recibido también una escopetarra los músicos Manu Chao (Francia), Miguel Botafogo (Argentina) y Bob Geldof (Irlanda).

El músico y activista Bob Geldof examina una escopetarra que le fue entregada en Cartagena, Colombia. Foto: UNODC Colombia

Desde 2006, César López colabora con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en la campaña "Generación de la no violencia". Por medio de la ONUDD, César ha recibido los fondos y los 17 rifles de asalto necesarios para seguir produciendo escopetarras.

"Estas armas que han causado tanto dolor, daño y muerte renacerán como un instrumento de amor, vida y creatividad", dijo el Vicepresidente de Colombia, Francisco Santos Calderón.

Desarme de las almas

César López, de 33 años, empezó a tocar música a la edad de 12 años. Con el paso del tiempo, la música se convirtió en su profesión y en un modo de vida. "Soy músico porque no puedo hacer otra cosa en la vida", ha escrito López.

En el curso de los años, ha estudiado piano, percusión y composición. Asimismo, ha sido miembro de grupos de rock y de música de cámara. Con otros músicos, ha grabado 10 álbumes.

En su blog, López dice que nunca ha "perdido el apetito, la curiosidad o la fe" de seguir por el camino que ha elegido. Aunque le sigue gustando tocar, componer, grabar y dar conciertos, también cree que la responsabilidad de un artista va más allá del simple entretenimiento. Por ello, promueve proyectos creativos destinados a dar una oportunidad a los ex-combatientes, a los jóvenes atrapados por la violencia y a las víctimas de compartir su historia personal.

La campaña escopetarra pide a los ciudadanos que renuncien a la violencia.

Como parte de la campaña "Generación de la no violencia", López y otros músicos han viajado a comunidades afectadas por la violencia para reunir testimonios en vídeo que se muestran actualmente en conciertos interactivos titulados Resistencia. Mientras una orquesta toca música clásica y electrónica con instrumentos como la escopetarra, las historias que se relatan en la pantalla giran en torno a la resistencia pacífica a la violencia. Se alienta al público a participar.

Los activistas de la campaña también han dado conciertos en prisiones, escuelas y universidades. La ONUDD apoya su labor orientada a los jóvenes, en particular los implicados en situaciones de conflicto y o pertenencia a pandillas. "La música y el arte les demuestran que hay alternativas a la violencia", afirma Stefan Liller, experto asociado de la ONUDD, que ha participado en varios espectáculos.

López dice que sus encuentros con muchos jóvenes que pertenecían a grupos armados o pandillas callejeras lo han afectado profundamente. "La gran mayoría tienen heridas en su piel y su alma", ha dicho también. "Tienen que hacer un proceso muy fuerte para dejar de ser -ellos mismos- armas de fuego."

A tal fin, la escopetarra puede ser útil. Ver un arma transformada en un instrumento musical puede suscitar en quienes solamente han conocido la violencia la esperanza de que sea posible un cambio. Algunos de los muchachos a los que López ha conocido son ahora miembros de su Grupo Experimental de Reconciliación, una banda de hip-hop. Dos de ellos pertenecían a las FARC, uno a un grupo paramilitar y otro era miembro de una pandilla callejera. El grupo y la música que crean les dan una oportunidad de curar sus heridas compartiendo sus sentimientos.

Los autores de la mayor parte de la violencia armada en Colombia y en el mundo entero son hombres jóvenes. Según César López, "las armas tienen un glamour inevitable que aprendimos desde Rambo hasta Mortal Combat", lo cual no le impide a López intentar despojar a las armas de su poder de destruir vidas humanas.

Para más información véanse los sitios de Internet www.cesarlopez.org y www.escopetarra.org.

Levantados en armas 

El conflicto armado en Colombia lleva más de cuatro decenios causando miles de víctimas entre la población civil y el desplazamiento de más de 2 millones de personas. Los guerrilleros de izquierda luchan contra el Gobierno y los paramilitares de derecha luchan contra los guerrilleros. La población civil, sobre todo en las zonas rurales, se encuentra atrapada en la línea de fuego.

La delincuencia organizada también alimenta la violencia. Colombia es el principal productor mundial de coca y cocaína, un negocio ilícito cuyo valor se cifra en miles de millones de dólares. Según el Gobierno, el dinero proveniente de las drogas es una fuente importante de financiación de los grupos armados en el país. Además, los traficantes de drogas también están involucrados en el tráfico de armas, el blanqueo de dinero, la extorsión y otros delitos. Desde el desmantelamiento de los carteles de drogas en los años 90, los traficantes colaboran más estrechamente con las redes internacionales de terroristas y delincuentes.

En un reciente informe de la ONUDD, titulado Violencia, crimen y tráfico ilegal de armas en Colombia, se consideró que la violencia no era indiscriminada, sino altamente selectiva. En consecuencia, como Sandro Calvani, representante de la ONUDD en Colombia, señaló "se puede descartar la idea de una cultura de la violencia".

La ONUDD es guardiana de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus tres protocolos, incluido el Protocolo contra la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego, sus piezas y componentes y municiones.