El COVID-19 está cambiando la ruta de los flujos de drogas ilícitas, afirma reporte de la UNODC

 

Viena, 07 de mayo de 2020 (Servicio de Información de las Naciones Unidas) - Las medidas implementadas por los gobiernos para contener la pandemia de COVID-19 han ocasionado una interrupción en las rutas aéreas de tráfico de drogas, además de que han reducido de manera drástica el tráfico de las rutas terrestres y han aumentado las prohibiciones de movilidad. Algunas cadenas de suministro de droga han sido interrumpidas, y los traficantes están buscando rutas alternativas en función del tipo de drogas que se trafique, como por ejemplo las vías marítimas. Éstos son algunos de los hallazgos del informe sobre las tendencias del mercado de drogas durante la pandemia que fue presentado hoy por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Las drogas sintéticas, como la metanfetamina, suelen ser traficadas a través de los continentes por vía aérea, más que otros tipos de drogas. Por lo tanto, es posible que las restricciones para viajar tengan un efecto particularmente drástico en este tipo de carga ilegal. La mayor parte de cocaína se trafica por mar, y durante la pandemia se han seguido detectando cargamentos en puertos europeos.

Hasta ahora, la heroína ha sido la droga más traficada por tierra; pero debido a la pandemia, las rutas marítimas parecen usarse cada vez más para estos fines, como lo muestran las confiscaciones de opiáceos en el Océano Índico.

El tráfico de cannabis, sin embargo, puede no verse afectado de la misma manera que el de la heroína o cocaína, pues su producción suele darse en lugares cercanos a los mercados de consumo, y los traficantes dependen menos de envíos transregionales de grandes cantidades de droga.

Tendencias en el consumo de drogas

Algunos países han reportado escasez de drogas a nivel del comercio minorista. Esto puede generar una disminución del consumo general, pero en mayor medida de las drogas utilizadas en contextos recreativos.

En el caso de la heroína, sin embargo, la disminución de la oferta puede dar lugar al consumo de sustancias nocivas de producción casera – países de Europa, Asia Sudoccidental y América del Norte han informado sobre la escasez de esta droga, y algunos países europeos han advertido que los usuarios podrían incluso pasar a consumir fentanilo y sus derivados.

Se ha informado también sobre un aumento en el uso de productos farmacéuticos como las benzodiacepinas, cuyo precio se ha duplicado ya en algunas zonas. Otra tendencia perjudicial derivada de la escasez de sustancias es el aumento en el consumo de drogas intravenosas y el hecho de compartir el equipo de inyección. Todo esto conlleva el riesgo de propagar enfermedades como el VIH/SIDA, la hepatitis C y el propio COVID-19. El riesgo de sobredosis también se puede incrementar entre las personas que se inyectan drogas y aquellas infectadas de coronavirus.

Tendencias en la producción de drogas

Las restricciones propias del confinamiento podrían obstaculizar la producción de opiáceos, ya que los meses clave de cosecha en Afganistán se dan entre marzo y junio. Por causa del COVID-19, es posible que los trabajadores no puedan o no quieran trasladarse a las zonas de cultivo de amapola, lo que podría afectar la cosecha de este año.

La producción de cocaína también parece verse obstaculizada en Colombia, pues los productores no cuentan con gasolina. En Bolivia, el COVID-19 está limitando la capacidad de las autoridades estatales de controlar el cultivo del arbusto de coca, lo que podría generar un aumento en su producción. En Perú, sin embargo, la caída del precio de cocaína sugiere una reducción en las oportunidades de tráfico. Esto podría desalentar el cultivo a corto plazo, aunque la crisis económica que se vislumbra puede ocasionar que más agricultores opten por este cultivo en los países productores de cocaína.

El declive del comercio internacional en la actual pandemia también podría dar lugar a una escasez de la oferta de precursores fundamentales para la fabricación de heroína y drogas sintéticas. Una oferta limitada en México, por ejemplo, parece haber interrumpido la producción de metanfetamina y fentanilo; mientras que en Líbano y Siria está afectando la fabricación de fenetilina, también conocida como captagon. La República Checa, por otra parte, prevé una escasez de metanfetamina por las mismas razones.

A largo plazo, la recesión económica provocada por la pandemia de COVID-19 puede conducir a una transformación duradera y profunda de los mercados de drogas, pero esto sólo podrá comprenderse a profundidad cuando se realicen más investigaciones. Las dificultades económicas causadas por COVID-19 pueden afectar en mayor medida a las personas que ya se encuentran en situación de desventaja socioeconómica.

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La UNODC ha reunido datos proporcionados por las autoridades gubernamentales, las Oficinas de campo, fuentes públicas e información de los medios de comunicación que se presentan ahora en forma resumida en el Informe COVID-19 y los mercados de drogas. Sobre la base de estos datos recibidos, se ofrecen observaciones e hipótesis de primera mano sin proponer conclusiones finales validadas.  Éstas se darán en una etapa posterior, una vez que hayan realizado investigaciones de campo más sólidas.

El Informe de COVID-19 y los mercados de drogas está disponible en:

https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/covid/Covid-19-and-drug-supply-chain-Mai2020.pdf (en inglés).

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Para mayor Información, favor de contactar a:

Brian Hansford: brian.hansford@un.org
Jefe de la Advocacy Section de la UNODC