La trata de personas deja profundas heridas.
Y cuando las víctimas son niños y niñas, esas heridas pueden llegar a marcar el resto de sus vidas.
Este año, el tema del Día Mundial Contra la Trata de Personas se centra en los niños y las niñas que han sido víctimas de la trata, que se han triplicado en los últimos 15 años.
Según datos de la UNODC, los niños y las niñas representan más de un tercio de las víctimas detectadas en todo el mundo, mientras que en algunas regiones son la mayoría.
La pobreza, los conflictos, el cambio climático y la falta de apoyo parental hacen que demasiados niños y niñas sean un objetivo fácil para los traficantes.
Y una vez que han sido víctimas de la trata, sufren terribles maltratos.
Están obligados a trabajar en condiciones horribles en talleres clandestinos, en granjas y en obras de construcción.
Los obligan a mendigar en la calle, a cometer delitos, o a trabajar como empleados domésticos.
Algunos son reclutados como niños soldados, mientras que otros son víctimas de la trata cuando intentan huir de la guerra.
Y muchos niños, sobre todo niñas, se ven expuestas a la violencia de género, la explotación sexual y el matrimonio forzado.
Por otra parte, las tecnologías digitales están facilitando la explotación, generando miles de imágenes de niños y niñas víctimas de abuso sexual con inteligencia artificial. El año pasado, el Grupo de Coordinación Interinstitucional contra la Trata de Personas (ICAT), pidió una acción unida para acabar con la trata de niños y niñas.
Ahora tenemos que acudir a ese llamado, trabajando con todos los sectores de la sociedad, incluyendo a los gobiernos, el sector privado, las empresas de tecnología, las escuelas, el sector de la sanidad y los trabajadores sociales.
Como madre y abuela, quiero dejar atrás un mundo en el que ningún niño o niña sea víctima de explotación, trata o abuso.
Trabajemos juntos para que el mundo sea un lugar más seguro para todos los niños y las niñas.