15 de abril de 2020 - Mientras el mundo lucha contra la mortal pandemia COVID-19 —la crisis más desafiante que hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial—, nos enfrentamos también a otra epidemia: una peligrosa epidemia de desinformación.
En todo el mundo, las personas están asustadas. Quieren saber qué hacer y dónde asesorarse.
Es momento para la ciencia y la solidaridad.
Sin embargo, se propaga una “desinfo-demia”.
Proliferan dañinos consejos de salud y elixires fraudulentos.
Las falsedades saturan las ondas de transmisión.
Salvajes teorías de la conspiración están infectando el Internet.
El odio se está volviendo viral, estigmatizando y difamando a personas y a grupos.
El mundo también debe unirse contra esta enfermedad.
La vacuna es la confianza.
En primer lugar, confiar en la ciencia.
Aplaudo al gremio periodístico y otras personas que verifican la montaña de historias y publicaciones engañosas en las redes sociales.
Los medios de comunicación deben hacer más para erradicar el odio y las aseveraciones nocivas sobre COVID-19.
En segundo lugar, confiar en las instituciones con gobernanza y liderazgo receptivos, responsables y fundamentados en la evidencia.
Y confiar el uno en el otro. El respeto mutuo y la defensa de los derechos humanos deben ser nuestra brújula que nos oriente en esta crisis.
Juntos, rechacemos las mentiras y los absurdos que circulan.
Hoy, anuncio una nueva iniciativa de comunicaciones de las Naciones Unidas para inundar Internet con hechos y ciencia y, al mismo tiempo, combatir el creciente flagelo de la desinformación, un veneno que está poniendo en peligro aún más vidas.
Con una causa compartida basada en el sentido común y hechos, podemos derrotar a COVID-19 y construir un mundo más saludable, equitativo, justo y resiliente.
