Repensar el encarcelamiento: una tarea pendiente

¿Cómo reducir el delito en nuestras sociedades y la reincidencia delictiva entre quienes pasaron por el sistema penitenciario?

Esta ha sido por mucho tiempo una cuestión central para las sociedades; con el aumento de la tasa de encarcelamiento alrededor del mundo, el incremento de los costos en la gestión penitenciaria y el fracaso en la reducción de los porcentajes de reincidencia, repensar el enfoque actual es más urgente que nunca.

Hasta septiembre de 2021, aproximadamente 222,600 personas se encontraban encarceladas en México en 288 centros penitenciarios en el país. Casi la mitad reporta sobrepoblación y cerca del 43% de las personas en prisión no ha recibido una sentencia.

Esta es la realidad en varios países alrededor del mundo, a pesar de que la Normativa y Estándares de Justicia Penal de las Naciones Unidas (mejor conocidas como las Reglas Nelson Mandela) y otras directrices internacionales claramente recomiendan que el encarcelamiento debe ser su último recurso y que la mayoría de los infractores deberían cumplir sus condenas en la comunidad y no tras las rejas.

Los sistemas penitenciarios que operan en condiciones de hacinamiento no pueden ser eficaces en el cumplimiento de sus objetivos. Como consecuencia de la sobrepoblación, los limitados recursos asignados a un centro penitenciario se agotan y las condiciones de encarcelamiento se vuelven inaceptables. Aumentar la inversión para la construcción de más prisiones claramente no es la respuesta. La respuesta es debatir cuidadosamente cómo NO enviar a las personas a prisión. El interés público en una mayor seguridad y justicia está mejor enfocado si se buscan seriamente alternativas al encarcelamiento y a las sentencias.

Los recursos que se ahorran al limitar el encarcelamiento crean un círculo virtuoso si se reinvierten en reinserción, lo que hará que menos personas vuelvan a prisión.

Al reducir la tasa de reincidencia, podemos aplicar un enfoque amplio para prevenir futuros delitos y disminuir el costo monetario y social de las prisiones.

Las Reglas Nelson Mandela establecen que el objetivo primordial de la privación de la libertad es proteger a la sociedad del crimen y preparar a las personas para su reinserción. Actuemos en consecuencia.

Para lograr este objetivo, proponemos cuatro estrategias:

  1. Reducir el número de personas que son puestas tras las rejas; asegurarnos que las personas que puedan beneficiarse de las medidas no privativas de la libertad no terminen en prisión para evitar la sobrepoblación.
  2. Fortalecer las capacidades de las instituciones de justicia criminal para asegurar el uso de medidas alternativas al encarcelamiento y promover la justicia restaurativa.
  3. Fortalecer la gestión penitenciaria para que se enfoque en la reinserción social de las personas privadas de la libertad y mejorar las condiciones carcelarias de acuerdo con los estándares internacionales.
  4. Promover el compromiso público que permita la reinserción social de las personas excarceladas, para adoptar un enfoque comunitario para reducir el delito y la reincidencia.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) cuenta con las herramientas y los conocimientos para transformar las estrategias en políticas y planes de acción. Con el compromiso de gobiernos, sociedad civil, sector privado y ciudadanía es posible cambiar la manera en que opera el sistema penitenciario.

Es momento de repensar el encarcelamiento, replantear respuestas al delito y aprovechar todos los mecanismos de justicia establecidos en la ley nacional y los tratados internacionales. Así, pondremos los cimientos de sociedades más justas y seguras.

Miwa Kato
Directora de la División de Operaciones de UNODC en Viena

 

Vínculo de referencia: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/miwa-kato/repensar-el-encarcelamiento-una-tarea-pendiente