COVID-19 y el delito: el impacto de la pandemia en la trata de personas

Viena,12 de julio de 2021 - Un nuevo estudio publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ilustra el impacto devastador de que ha tenido el COVID-19 en las víctimas y sobrevivientes de la trata de personas y destaca el aumento de la captación y explotación de niñas y niños.

El estudio evalúa, además, cómo las organizaciones de primera línea respondieron a los desafíos planteados por la pandemia y continuaron brindando servicios esenciales a pesar de las restricciones. 

Por su parte, los tratantes se aprovecharon de la crisis mundial, capitalizando las pérdidas de ingresos y la mayor cantidad de tiempo que tanto las personas adultas como las y los menores pasaban en las redes.

“La pandemia ha aumentado las vulnerabilidades a la trata de personas, al tiempo que hace que este delito sea aún más difícil de detectar y que las víctimas encuentren dificultades para obtener ayuda y acceso a la justicia”, dijo la Directora Ejecutiva de UNODC, la Sra. Ghada Waly.

“Este estudio es un nuevo e importante recurso para quienes son responsables de formular políticas y las personas encargadas de la justicia penal, ya que examina estrategias exitosas para investigar y enjuiciar la trata de personas en tiempos de crisis. También ofrece recomendaciones sobre cómo apoyar a las víctimas y primeros respondientes, además de cómo desarrollar resiliencia ante futuras crisis".

La publicación muestra que las medidas para frenar la propagación del virus aumentaron el riesgo para las personas en situaciones vulnerables, expusieron a las víctimas a una mayor explotación y limitaron el acceso a los servicios esenciales para las y los supervivientes de este delito.

“Los tratantes se aprovechan de las vulnerabilidades y a menudo atraen a sus víctimas con falsas promesas de empleo”, explicó Ilias Chatzis, Jefe de la Sección de Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de la UNODC, que desarrolló el nuevo estudio.

“La pandemia ha provocado importantes pérdidas de puestos de trabajo en muchos sectores y esto crea oportunidades para que las redes delictivas se aprovechen de las personas desesperadas”, agregó.

El estudio revela que las niñas y niños son cada vez más el objetivo de los tratantes quienes utilizan redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar nuevas víctimas y se benefician del aumento de la demanda de material de explotación sexual infantil.

“Las personas expertas que contribuyeron a nuestro estudio han manifestado su preocupación sobre el aumento de trata de niñas y niños. Las y los menores son víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual, matrimonio forzado, mendicidad forzada y delincuencia forzada”, señaló el Sr. Chatzis.

Debido a los cierres y las limitaciones en los servicios del combate a la trata de personas, las víctimas tienen aún menos posibilidades de escapar de sus explotadores. Con las fronteras cerradas, muchas víctimas de trata de personas rescatadas se han visto obligadas a permanecer durante meses en albergues en países donde habían sido explotadas en lugar de volver a sus casas.

Los servicios esenciales que brindan el apoyo y la protección de los que dependen las víctimas se redujeron o incluso se interrumpieron.

“Cuando las víctimas rescatadas se recuperan de su terrible experiencia, suelen necesitar asistencia regular como parte del proceso de rehabilitación y reintegración. Esto podría incluir atención médica, asesoramiento, asistencia legal o acceso a oportunidades de educación y empleo”, afirmó Ilias Chatzis de UNODC.

“En muchos casos, estos servicios simplemente se detuvieron, poniendo a las y los sobrevivientes  en riesgo de ser nuevamente traumatizados o incluso volver a ser víctimas de este delito, especialmente aquellos que habían perdido sus trabajos y de repente estaban desempleados y desamparados”, agregó.

 Aunque muchas partes del mundo se paralizaron, la pandemia de COVID-19 no frenó la trata de personas.

“El crimen prospera en tiempos de crisis y los delincuentes se adaptaron rápidamente a la 'nueva normalidad'. Respondieron al cierre de bares, clubes y salones de masajes, donde puede ocurrir la explotación, trasladando su negocio ilegal a propiedades privadas o en línea”, agrega.

En algunos países, agentes de policía de unidades especializadas en la lucha contra la trata de personas fueron reasignados a sus funciones habituales para apoyar los esfuerzos encaminados a frenar la propagación del COVID-19, brindando a los delincuentes la oportunidad de operar con menos riesgo de ser detectados.

“La pandemia nos ha enseñado que necesitamos desarrollar estrategias sobre cómo continuar las actividades contra la trata de personas a nivel nacional e internacional, incluso durante una crisis. Esperamos que los hallazgos de nuestro estudio y sus recomendaciones contribuyan a ello”, aseguró Ilias Chatzis.

Vínculo al estudio: https://www.unodc.org/documents/human-trafficking/2021/The_effects_of_the_COVID-19_pandemic_on_trafficking_in_persons.pdf