14 de junio de 2024 - Imagina que eres un atleta joven en los Juegos Olímpicos. Acabas de salir de la pista, la alberca o el campo. Tu pecho está agitado, tu uniforme empapado de sudor y la decepción recorre todos los músculos de tu cuerpo. A pesar de las horas de entrenamiento, de los sacrificios que tú y tu familia hicieron, quedaste en cuarto lugar. No ganaste medalla.
Ahora imagina que semanas, meses o incluso años después descubres que un juez aceptó un soborno para darle una puntuación más alta al ganador del bronce, lo que te dejó fuera del podio y cambió toda tu trayectoria deportiva.
Aunque este es un ejemplo ficticio, en el pasado se han comprado victorias, se han amañado partidos y el espíritu del juego limpio se ha visto opacado por la avaricia y el engaño, incluso durante grandes eventos deportivos.
La corrupción representa una importante amenaza para el deporte. Le cuesta la confianza de la afición y socava los valores fundamentales de integridad y equidad. La corrupción, con sus muchos tentáculos, se infiltra en los procesos de licitación, los traspasos de jugadores, la adjudicación de contratos e incluso en los resultados de los juegos, ensombreciendo la brillantez de los logros deportivos.
Las débiles o complejas estructuras de algunas organizaciones deportivas y su atractivo económico las han convertido en objetivos predilectos de los delincuentes, incluidos grupos del crimen organizado que tratan de explotar el deporte para obtener beneficios económicos ilícitos.
Estos grupos utilizan redes y mecanismos en distintas jurisdicciones, a menudo entremezclando fondos ilícitos con actividades económicas legales.
Está claro: los grandes eventos deportivos siguen siendo vulnerables a la corrupción. Salvaguardarlos es clave para garantizar su legado positivo. La organización de un gran acontecimiento puede convertirse en un escenario para desarrollar y perfeccionar nuevas estrategias anticorrupción y de mitigación de riesgos, así como para demostrar su eficacia y sus beneficios sociales más allá del deporte.
Con dos grandes eventos deportivos en el calendario mundial, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha lanzado un informe destinado a apoyar a Canadá, México y Estados Unidos, así como al Comité Olímpico Internacional (COI) y a la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), para garantizar que la Copa Mundial de la FIFA 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 estén protegidos de la corrupción. Esta semana, las personas funcionarias implicadas en la protección de estos eventos frente a la corrupción se reunieron en Miami para planificar cómo abordar las recomendaciones recogidas en el informe.
A continuación, se presentan las principales conclusiones del nuevo informe, que arroja luz sobre la compleja naturaleza de la corrupción en el deporte:
Garantizar la integridad de los grandes eventos requiere del esfuerzo colectivo de una multitud de actores clave: desde las autoridades de justicia penal y/o los organismos anticorrupción, las autoridades locales, en especial las de seguridad; los representantes del sector privado y organizaciones deportivas, entre otros. La creación de grupos de trabajo especializados interinstitucionales, unidades de integridad y grupos de trabajo no sólo es la última tendencia, sino que también garantiza que las soluciones respondan a las necesidades de los países implicados.
No existe una solución única para el desarrollo de estrategias y políticas anticorrupción, sino que éstas deben ser específicas para cada acontecimiento. Esto es especialmente cierto dada la naturaleza única tanto del Mundial como de los Juegos Olímpicos.
Unos mecanismos eficaces de detección y denuncia pueden reforzar los procesos de investigación basados en la inteligencia y aumentar las probabilidades de éxito de los procesos penales o de las sanciones disciplinarias impuestas.
Según el informe, el primer paso consiste en realizar un estudio exhaustivo de los mecanismos de denuncia existentes en los países y de los gestionados por los órganos rectores del deporte que participan en la organización de la Copa Mundial de la FIFA 2026 y de los Juegos Olímpicos de verano de 2028, con el fin de obtener una visión general de las principales características de estos mecanismos, su público objetivo, los temas que abarcan y su accesibilidad. Si existieran lagunas legales, podrían crearse herramientas y canales de información específicos para estos grandes eventos.
Dada la enorme cantidad de fondos que se invierten en el deporte, delitos como la manipulación de las competencias y apuestas ilegales suelen tener características transnacionales que hacen que la investigación y el enjuiciamiento de estos delitos supongan un reto para un amplio abanico de jurisdicciones. Las personas encargadas de llevar a cabo estas investigaciones necesitan una formación especializada para poder tratar casos complejos y manejar los marcos jurídicos internacionales.
Los grandes eventos deportivos, como producto de la cooperación entre agencias, sector público y privado y distintas jurisdicciones, pueden ser una buena oportunidad para crear un sólido legado anticorrupción. Especialmente cuando los eventos son organizados por varios países.
Al fomentar la transparencia, mejorar los mecanismos de información y promover la cooperación público-privada, podemos proteger el legado de estos eventos y garantizar que las futuras generaciones de atletas y aficionados puedan inspirarse en estas competiciones.
Conoce más sobre los riesgos a los que se enfrentan la Copa Mundial de la FIFA 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 y cómo mitigarlos en este nuevo informe de UNODC.
El informe se basa en los debates celebrados al margen de la décima sesión de la Conferencia de los Estados Parte de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción. Las conclusiones de este informe se debatieron a fondo para trazar el camino a seguir con los representantes de las autoridades de justicia penal y las asociaciones nacionales de fútbol de México, Estados Unidos y Canadá, así como con las organizaciones internacionales pertinentes y entidades del sector privado que se reunieron en Miami. Estas partes interesadas clave identificaron y planearon acciones para poner en práctica las recomendaciones del informe.