Declaración del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres para abordar y contrarrestar el discurso de odio relacionado con el COVID-19

 

08 de mayo de 2020 – Al COVID-19 no le importa quiénes somos, dónde vivimos, en qué creemos, ni cualquier otra distinción. Necesitamos hasta el último ápice de solidaridad para afrontarlo juntos. Sin embargo, la pandemia sigue desatando una oleada de odio y xenofobia, buscando chivos expiatorios y fomentando el miedo.

El sentimiento antiextranjero ha aumentado en Internet y en las calles. Las teorías de la conspiración antisemitas se han extendido, y se han producido ataques contra musulmanes en relación con el COVID-19. Migrantes y personas refugiadas han sido difamadas como fuente del virus y se les ha negado el acceso a tratamiento médico. Dado que las personas mayores se encuentran entre las más vulnerables, han surgido memes despreciables que sugieren que también son las más prescindibles. Asimismo, periodistas, denunciantes de irregularidades, profesionales de la salud, trabajadores humanitarios y defensores de los derechos humanos están siendo atacados por el simple hecho de hacer su trabajo.

Debemos actuar ahora para fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio. Por ello, hoy pido que no se escatimen esfuerzos para erradicar el discurso del odio en todo el mundo.

Hago un llamado a los dirigentes políticos para que muestren solidaridad con todos los miembros de sus sociedades y construyan y refuercen la cohesión social.

Hago un llamado a las instituciones educativas para que se centren en la alfabetización digital en un momento en el que miles de millones de jóvenes están conectados a Internet, y en el que los extremistas tratan de aprovecharse de un público cautivo y potencialmente desesperado.

Hago un llamado a los medios de comunicación, especialmente a las empresas de medios sociales, para que hagan mucho más por señalar y, en conformidad con las normas internacionales de derechos humanos, eliminen contenidos racistas, misóginos y dañinos.

Hago un llamado a la sociedad civil para que refuerce la concientización entre las personas vulnerables, y a los líderes religiosos para que sirvan de modelos de respeto mutuo.

Y pido a todas las personas, en todas partes, que se opongan al odio, se traten con dignidad y aprovechen cualquier oportunidad para difundir la amabilidad.

El año pasado, presenté la Estrategia y Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre el Discurso de Odio para mejorar los esfuerzos de la Organización contra este flagelo. Al combatir esta pandemia, tenemos el deber de proteger a las personas, acabar con el estigma y prevenir la violencia.

Derrotemos juntos el discurso del odio y al COVID-19.