Mensaje del Secretario General, António Guterres, con ocasión del Día Mundial de la Lucha contra el VIH

 

Poner fin a la epidemia del sida de aquí a 2030, como prometimos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, exigirá un continuo esfuerzo de colaboración. Las Naciones Unidas, los Gobiernos, la sociedad civil y otros asociados han venido trabajando de consuno para ampliar el acceso a los servicios de salud y poner coto a los nuevos casos de infección por el VIH. En 2018 recibían tratamiento más de 23 millones de personas que vivían con el VIH.

En esta respuesta desempeñan un papel primordial las comunidades de todo el mundo, que ayudan a las personas a reivindicar sus derechos, promueven el acceso sin estigma a los servicios de salud y servicios sociales, se aseguran de que los servicios lleguen a los grupos más vulnerables y marginados y ejercen presión para modificar las leyes discriminatorias. Como pone de relieve con acierto el tema de la celebración de este año, las comunidades marcan la diferencia.

Sin embargo, sigue habiendo necesidades insatisfechas. Hay una cifra récord de 38 millones de personas que viven con VIH, mientras que los recursos para dar respuesta a la epidemia se redujeron en 1.000 millones de dólares el año pasado. Ahora más que nunca, debemos aprovechar el papel de las organizaciones de base comunitaria que actúan en pro de su gente, prestan servicios relacionados con el VIH, defienden los derechos humanos y brindan apoyo.

Cuando las comunidades se implican, vemos cómo cambian las cosas. Vemos que la inversión se traduce en resultados. Además, vemos igualdad, respeto y dignidad.

Codo con codo con las comunidades, podemos acabar con el sida.