Rehabilitar es ayudar a encontrar trabajo

Hay una estrategia global para la prevención del delito. Bolivia tiene un proyecto modelo de rehabilitación

Entrevista de Iván Bustillos, publicada el 3 de marzo de 2019 en el periódico La Razón (La Paz, Bolivia)

---

La misión tuvo lugar entre el 25 y 28 de febrero con objetivo de realizar un seguimiento a la implementación del proyecto "Construyendo Libertad", que se encuentra en ejecución gracias al apoyo financiero del Estado de Qatar a través del Programa Global para la implementación de la Declaración de Doha de la UNODC. El proyecto capacita a 50 mujeres privadas de libertad en dos prisiones de La Paz (Obrajes y Miraflores) para desarrollar tanto sus capacidades técnicas en el sector de la construcción como capacidades personales afín de conseguir empleo y favorecer su reinserción en la sociedad.

Durante la misión, varios encuentros de alto nivel tuvieron lugar con autoridades nacionales como el Ministro de Gobierno, la Viceministra de Justicia y Derechos Fundamentales, el Viceministro de Comercio Exterior e Integración, la Defensoría del Pueblo y el Director General de Régimen Penitenciario.

---

Desde hace al menos tres años, a nivel global, la prevención del delito y la justicia penal se orientan en su trabajo con base en la denominada Declaración de Doha, una serie de principios internacionales que adoptaron los países miembros de la ONU tras su 13 Congreso sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, celebrado precisamente en Doha, la capital de Qatar (Asia), en abril de 2015. Con el fin de implementar la Declaración de Doha, y con el apoyo económico del Estado qatarí, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) lanzó un Programa Global para ayudar a los Estados a efectuar avances en la prevención del delito, el mejoramiento de la justicia penal, acciones contra la corrupción y el fortalecimiento del Estado de Derecho. En estos días, estuvieron en el país Marco Texeira (MT), jefe del Programa Global, y Muriel Jourdan (MJ), oficial de Prevención y Justicia Penal (en UNODC en Viena) que trabaja en rehabilitación, siendo una iniciativa boliviana una experiencia modelo a nivel internacional.

¿Qué están haciendo para concretar la Declaración de Doha?

MT: Nuestro papel [como Programa Global] es apoyar la creación de una ruta para alcanzar los objetivos de la Declaración de Doha. Tenemos un trabajo directo con más de 200.000 personas, con asistencia técnica y formativa. Trabajamos en cuatro grandes líneas: uno, promover la integridad judicial, apoyar a los Estados a que tengan un sistema de justicia independiente, más, digamos así, responsable frente a la sociedad; dos, impulsamos la prevención del delito con base en el deporte, trabajamos con más de 400 entrenadores y más de 4.000 niños que estaban en situación de  riesgo vulnerable grave; tres, en educación para la justicia, asistimos a profesores para promover el Estado de derecho, la integridad y el cumplimiento de la ley; y, cuatro, vemos la reintegración social de gente en conflicto con la ley y que fue privada de libertad.

¿Qué se pudo hacer contra la corrupción judicial?

MT: Creamos una red global de integridad judicial, que incluye a más de 400 jueces y asociaciones judiciales, que plantean cuáles son las prioridades estratégicas en esta línea de apoyo de la UNODC; produjimos además materiales específicos de entrenamiento para jueces y actores del sistema judicial; tenemos también productos específicos de investigación, de uso de medios, plataformas digitales, entre otros.

Siendo central la justicia penal, ¿hay un juez estándar que se promueve a nivel global?

MT: En esto se hace necesario un código de ética funcional y profesional, el que estamos trabajando con las asociaciones globales de jueces; otra cosa que pensamos esencial para promover la integridad judicial es el comportamiento cívico, social y personal de los jueces; una preparación jurídica y técnica muy sólida, más también un comportamiento ético individual y social muy sólido, y, por encima de todo, garantizar su independencia como juzgador,

¿Cómo están incorporando los medios electrónicos en esto?

MT: Como parte de la educación para la justicia, producimos contenidos electrónicos para cultivar prevención en grupos etarios de primer y segundo nivel educacional. Lanzaremos nuevas herramientas, que incluyan juegos con plataforma electrónica, y también juegos más clásicos para apoyar a profesores a enseñar valores de transparencia, integridad, comportamiento ético.

En lo esencial, ¿qué es Construyendo Libertad?

MJ: Es un proyecto muy innovador que hacemos en Bolivia; estamos hablando de esto en muchas partes del mundo como un proyecto modelo. Tras un análisis del contexto local, vimos que tenemos que cambiar los hábitos, y cambiar el tipo de capacitación que damos a las mujeres, que es siempre lo mismo, costura y otros. Queremos romper los estereotipos de género y darles más oportunidades de conseguir un trabajo con el cual puedan vivir. En el análisis indagamos dónde hay empleo, y vimos que hay en el sector de la construcción, buscan mano de obra femenina calificada; eso es un hecho, no lo hemos inventado. Entonces, (dijimos) vamos a capacitar a las mujeres para que tengan las habilidades técnicas en construcción. Pero también trabajamos la autoestima, porque se sabe que las mujeres son más vulnerables y en muchos casos han sido víctimas de violencia por parte de la pareja; es aún más difícil la reintegración social de una mujer privada de libertad que de un varón. Muchos piensan que la reintegración social empieza cuando una sale de la cárcel, lo que no es cierto; es un proceso que se trabaja desde mucho antes. Hay tres etapas: una, en que se puede trabajar con los jueces, porque ellos pueden tomar decisiones, alternativas de pena; luego, en la cárcel, donde hacen falta programas de rehabilitación que hagan sentido que están vinculados a la demanda del mercado laboral; hay que ser más realistas, que se pegue al contexto local en término de mercado laboral.

La innovación está en preparar mujeres constructoras, un ámbito masculino por tradición.

MJ: Es una innovación, pero ya hay mujeres que trabajan en la construcción, no es nada nuevo; solamente hay que apoyar un poco para cambiar también la visión de la mujer en la sociedad. Vinculamos a las mujeres, además, con una asociación profesional de mujeres que trabaja en el sector de construcción. O sea, cuando sale la mujer, no se queda solita, buscando trabajo, con el estigma y otras dificultades; va a estar vinculada a la asociación que la apoyará para buscar trabajo, para promover o crear microempresa.

Ahora, destrezas mayores en construcción...

MJ: Lo bueno también es que van a tener calificación, certificación. Muy poca gente, solo 30 por ciento de la que trabaja en la construcción, tiene un certificado especializado. Nosotros hacemos todo para que ellas tengan esto, y con esto tienen acceso también a un tipo de trabajo que no es mano de obra básica, sino para cargos de mayor responsabilidad, y eso es más oportunidades para ellas; es un certificado reconocido por el Ministerio de Educación, lo que de paso es importante para evitar el estigma de las mujeres.

También habrá que trabajar con la sociedad y sus prejuicios.

MJ: Sí, hay mucho que hacer con la comunidad, y eso desde el principio. No es poner a una persona en la cárcel diez años y esperar que salga mejor; entonces, ver cuál es el papel de la cárcel; hay que trabajar la percepción que la sociedad tiene de los privados de libertad.

Más aún cuando se trata de una mujer.

MJ: Sí, porque para las mujeres es aún más difícil. Hay más estigmatización cuando se trata de una mujer; y es más complicado cuando ella es la cabeza del hogar.

¿Cómo debe ser el funcionario carcelario?

MT: Un elemento común es su compromiso con el buen servicio público.

MJ: En 2015 se tocó el tema, en el sentido de que no solo hablemos de los derechos de las personas privadas de libertad, sino también del personal para la ejecución de la pena y de la seguridad. En unos países tienen su propio sistema y personal penitenciario; en otros, no: cuentan más bien con personal de la Policía, que apoya con la seguridad. Hay que elegir el sistema más conveniente. Además, los estándares internacionales nos dicen que las cárceles deberían tener personal apoyado por los ministerios: maestros, médicos; éstos sí deberían estar aquí, por parte de los ministerios respectivos. Y sí, hace falta un equipo pluridisciplinario.