Como miembro de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ) y como jueza marroquí, creo con firmeza que la corrupción y las prácticas poco éticas afectan significativamente al desarrollo y al progreso, además de entorpecer la estabilidad de los países. Prevenir la corrupción judicial requiere sinergia para consolidar el principio de integridad y la moralización de la vida pública, así como también relacionar la responsabilidad a la identificación y lucha contra la corrupción. En este sentido, el poder judicial de Marruecos ha mejorado tanto los mecanismos para denunciar la corrupción como el abordaje de la corrupción en el poder judicial mismo.