Nueva York, 9 de octubre de 2008
Señor Presidente,
Señoras y señores:
En mi calidad de Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en ocasiones anteriores he informado acerca del lado oscuro de la globalización - dirigiéndome a ustedes como autodenominado Secretario General Adjunto para Asuntos Siniestros.
Hoy no he de referirme a los problemas contra los cuales luchamos, a saber, las drogas, la delincuencia y el terrorismo, sino que me complaceré en hablarles de todo aquello respecto de lo cual estamos a favor, nobles objetivos como la justicia, la seguridad, la salud y el desarrollo. En esta Asamblea General, tan concentrada en el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio, empecemos por el desarrollo.
Los países que ocupan los últimos lugares en el índice de desarrollo humano obviamente tienen en común la pobreza de masas. No obstante, si observamos la situación más de cerca, veremos otros aspectos comunes, como la violencia, la mala administración, la ilegalidad y la delincuencia.
Hay una clara correlación entre unos resultados socioeconómicos poco satisfactorios y un estado de derecho endeble. En realidad, existe lo que los economistas llaman causalidad binómica, también conocida como círculo vicioso. Cuando los países son tan pobres que sus gobiernos no pueden administrarlos adecuadamente o controlar su territorio, se vuelven vulnerables a la delincuencia - por ejemplo, vulnerables a la explotación ilícita de los recursos naturales, a la producción de drogas y al tráfico de armas. A su vez, los países asolados por la delincuencia y la violencia no pueden prosperar.
El fortalecimiento del estado de derecho no es uno de los objetivos de desarrollo del Milenio, pero es clave para posibilitar el logro de tales objetivos. Sin estado de derecho, los países no pueden promover la integridad, la seguridad y la justicia. Se encuentran atrapados en una espiral maligna de subdesarrollo que conduce a una violencia que a su vez provoca una pobreza aún mayor, a medida que el ahorro interno y las mentes más brillantes abandonan el país, y los inversionistas extranjeros se trasladan a otros lugares.
Es por ello que, desde 2004, la ONUDD ha exhortado a que se apoye más enérgicamente a los países del África occidental que carecen de los medios para defenderse de los ataques de traficantes de drogas que utilizan esa región como centro para enviar sus mortíferas mercancías de América Latina a Europa. La posibilidad de que estos países africanos alcancen los objetivos de desarrollo del Milenio disminuye con cada día que pasa, porque el resto del mundo no asume su responsabilidad.
Otras regiones que sufren los embates de la delincuencia organizada también enfrentan importantes obstáculos para el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio: por ejemplo, los países de América Central y el Caribe, que están atrapados en un fuego cruzado entre los mayores productores y los mayores consumidores de cocaína del mundo.
La Oficina que dirijo está trabajando con organizaciones regionales y bancos de desarrollo para ayudar a estas tres regiones (el África occidental, América Central y el Caribe) a hacer frente a la amenaza. También estamos haciendo un llamamiento para que se aumente la ayuda a las regiones productoras de opio del Afganistán y a las regiones productoras de coca de los países andinos, a fin de fomentar el desarrollo como alternativa a los cultivos para la producción de drogas. La erradicación de la pobreza y la erradicación de las drogas deben coexistir.
Otra amenaza al desarrollo se deriva de la corrupción, que roba los fondos públicos necesarios para la educación y la construcción de caminos y hospitales, y socava la confianza en el gobierno y en la democracia.
En su calidad de encargada de la custodia e intermediaria para la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, la Oficina que dirijo siente una obligación especial de promover este instrumento primordial de fomento de la integridad en todo el mundo. Hemos suministrado asistencia a distintos países en la elaboración de un mecanismo de examen de la Convención y prestado asistencia técnica. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer para fortalecer una cultura de integridad. Muchos países, incluidos miembros del Grupo de los Ocho, ni siquiera han ratificado la Convención contra la Corrupción. Otros carecen de la voluntad o de los medios para aplicarla. Por lo tanto, la ONUDD está prestando asistencia a los Estados para que elaboren estrategias nacionales de lucha contra la corrupción y establezcan dependencias de integridad financiera.
Uno de los hitos hasta la fecha ha sido la Iniciativa para la recuperación de activos robados (o Iniciativa StAR), realización conjunta de la ONUDD y el Banco Mundial destinada a recuperar la riqueza robada por los "cleptócratas". Si bien la recuperación de activos es un proceso prolongado, ya se han logrado resultados positivos en el primer año de aplicación de la Iniciativa StAR, incluidos el establecimiento de equipos nacionales para la recuperación de activos (en Bangladesh e Indonesia) y la colaboración entre las autoridades nacionales (en Haití y Nigeria) y los centros financieros en los que se encuentra el dinero robado. Existe un gran margen para la prestación de mayor asistencia.
La falta de seguridad también permite el florecimiento de la actividad delictiva. No es coincidencia que las plantas para la producción de drogas ilícitas se cultiven en partes del Afganistán y de Colombia que en general no están bajo el control del gobierno central. Tampoco es coincidencia que las rutas del contrabando de drogas, personas, dinero y armas sigan la vía de menor resistencia - donde los controles fronterizos y la aplicación de la ley son débiles, los funcionarios son corruptos, y la interceptación es mala. Y no es coincidencia que la explotación ilícita de los recursos ya sean diamantes, metales preciosos, madera o petróleo- ocurra en regiones inestables. La delincuencia se beneficia con la inestabilidad y tiende a perpetuarla.
Las regiones inestables también pueden proporcionar una cobertura conveniente para insurgentes y terroristas. En algunos lugares peligrosos del mundo las drogas y la delincuencia se han vinculado con la violencia política - como en ciertas partes de Europa (los Balcanes en el decenio de 1990) y, actualmente, en varios teatros de África, América Latina y Asia.
Para aumentar la seguridad frente a las amenazas transnacionales, debemos utilizar más efectivamente la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus tres Protocolos. Insto a los Estados Miembros a que aprovechen plenamente la Conferencia de los Estados Parte en la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, que se inició ayer en Viena, para templar este instrumento potencialmente poderoso.
Debemos pensar globalmente, pero actuar en el plano regional. Las amenazas transnacionales sobrepasan, por definición, las fronteras. El fortalecimiento de las defensas nacionales no es suficiente. Los vecinos deben trabajar juntos. Es por ello que la Oficina que dirijo ha coadyuvado al establecimiento de un centro de intercambio de inteligencia para la lucha contra la delincuencia en el Asia central (Centro de información y coordinación en la región de Asia central), que pronto empezará a funcionar. Se está planificando la creación de un centro similar entre los seis países de la región del Golfo Pérsico (Centro de inteligencia criminal del Golfo).
También estamos promoviendo la cooperación trilateral en la lucha contra los estupefacientes entre el Afganistán, el Irán y el Pakistán. Estamos trabajando con la Comunidad del Caribe (CARICOM) y con la Organización de los Estados Americanos (OEA) para reducir la vulnerabilidad a las drogas y la delincuencia en América Central y el Caribe. Acabo de regresar de la primera reunión de Ministros encargados de la seguridad pública en los países miembros de la OEA (celebrada en la Ciudad de México), en la que se abordó este mismo problema.
Tras haber alertado al mundo acerca de la amenaza a la seguridad planteada por el tráfico de drogas a través del África occidental -de la que se ocupa actualmente el Consejo de Seguridad y la Comisión de Consolidación de la Paz- estamos promoviendo una conferencia ministerial en Cabo Verde (los días 28 y 29 de octubre), patrocinada y acogida por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO). Los insto a que proporcionen la asistencia económica y el apoyo político necesarios para ayudar a África occidental a rechazar el ataque de los traficantes de drogas.
También prestamos asistencia en otras esferas. De conformidad con la Estrategia global de las Naciones Unidas contra el terrorismo, aprobada por la Asamblea General, la ONUDD proporciona asistencia técnica en la lucha contra el terrorismo. También hemos elaborado una serie de instrumentos prácticos - incluido el programa informático para fortalecer la justicia penal, combatir el blanqueo de dinero y la desviación de precursores.
Nuestra labor contra la trata de personas se concentra actualmente en la prestación de asistencia técnica para reforzar la prevención, la protección y el enjuiciamiento, de conformidad con lo dispuesto en el Protocolo correspondiente. No obstante, aún queda mucho por hacer para poner fin a esta moderna forma de esclavitud. Por consiguiente, apoyo la propuesta de un Plan de Acción de la Asamblea General contra la trata de personas para complementar y brindar apoyo político a la Conferencia de las Partes en la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Hasta este momento me he concentrado en el desarrollo y en la seguridad. ¿Y qué sucede con la salud? ¿Cuál es la relación entre nuestro bienestar físico y las drogas y la delincuencia?
La delincuencia organizada puede ser un problema para la salud, por ejemplo, debido a medicamentos falsificados o a la extirpación forzada y el tráfico de órganos humanos. Éstas son esferas que requieren mayor atención.
Obviamente, el tráfico de drogas representa un importante problema para la salud. A medida que nos acercamos al final del primer siglo de fiscalización de drogas (que se inició en Shanghai en 1909) y al final del decenio iniciado por un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (en 1998) para motivar a los países a actuar de manera dinámica a fin de reducir la oferta y la demanda de drogas, estoy en condiciones de informar de que existen pruebas contundentes de que el problema mundial de las drogas se ha estabilizado. Hemos documentado esta situación en los últimos años en nuestros Informes Mundiales sobre las Drogas.
El consumo ocasional de drogas (por lo menos una vez al año) se ha contenido a menos del 5% de la población mundial, en comparación con una proporción 5 ó 6 veces superior en relación con las personas adictas al tabaco o al alcohol. Los problemas graves de toxicomanía se han contenido a menos del 0,5% de la población mundial: es decir, que no más de 25 millones de personas son drogodependientes. Esto sugiere que se está conteniendo la amenaza de la droga.
Pero estas noticias vienen acompañadas de un mensaje de advertencia. El problema mundial de la droga no ha entrado en una remisión irreversible. La situación es frágil. A fin de realizar un progreso sostenido en materia de fiscalización de drogas, debe hacerse mayor hincapié en la prevención y el tratamiento de la toxicomanía.
A lo largo de los últimos años, la Oficina que dirijo ha contribuido a que la salud se sitúe nuevamente en el centro de la fiscalización de drogas. Hemos promovido el concepto de que la drogodependencia es un problema sanitario y social. Hemos destacado la necesidad de prevención, tratamiento y reducción de las consecuencias sanitarias y sociales del abuso de drogas. En el proceso, hemos eliminado las posiciones ideológicas acerca de la cuestión de la "reducción del daño" que, en mi interpretación, empieza con A -de abstinencia. También hemos comprometido a organizaciones no gubernamentales en el proceso del vigésimo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General dedicado a la acción común para contrarrestar el problema mundial de las drogas, y las hemos alentado a asumir una posición común "Más allá de 2008".
En suma, estamos promoviendo un enfoque más saludable de la fiscalización de drogas. Los insto a que participen activamente en los preparativos de la Reunión Ministerial relativa al proceso dimanante del vigésimo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General que se celebrará en Viena en marzo de 2009 finalizando un futuro plan maestro para la fiscalización de drogas (junto con una Declaración Ministerial) que se base en la experiencia extraída del proceso dimanante de ese vigésimo período extraordinario de sesiones.
Señoras y señores, como pueden ver, debido a que las drogas, la delincuencia y el terrorismo afectan a tantos aspectos de la labor de las Naciones Unidas, la Oficina que dirijo se enfrenta a un gran problema: el mandato de la ONUDD es demasiado amplio para ser pequeño, mientras que la ONUDD como institución es demasiado pequeña para ser grande. Por consiguiente, y digo esto con orgullo, debemos contar con una cooperación a nivel de todo el sistema de las Naciones Unidas. En otras palabras, por necesidad, luchamos contra el lado oscuro de la globalización como "Una ONU".
● En la Iniciativa mundial de las Naciones Unidas para luchar contra la trata de personas (conocida como UN.GIFT) hemos establecido vínculos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), así como con el sector privado, los medios de comunicación y la sociedad civil, a fin de promover la aplicación del Protocolo pertinente.
● En la lucha contra la corrupción, trabajamos con el Banco Mundial en la Iniciativa StAR y con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para el Iraq (UNAMI) para fortalecer la integridad en el Iraq.
● Trabajamos con el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz y el Departamento de Asuntos Políticos para mejorar la prevención del delito en las operaciones de mantenimiento y consolidación de la paz.
● Con el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Hábitat) trabajamos para promover ciudades más seguras.
● Con el Comité contra el Terrorismo y la Dirección Ejecutiva del Comité contra el Terrorismo contribuimos a la aplicación de la Estrategia global de las Naciones Unidas contra el terrorismo.
● En el Afganistán contamos con la excelente cooperación de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en el Afganistán (UNAMA), mientras que en Guinea-Bissau trabajamos con el Consejo de Seguridad, la Comisión de Consolidación de la Paz, el Representante del Secretario General y el Representante Especial para el África occidental.
● Estamos trabajando en estrecha colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para incorporar la prevención y el tratamiento de la toxicomanía en el eje principal de los servicios sanitarios y sociales.
● Somos socios activos del ONUSIDA, reduciendo la vulnerabilidad de grupos en situación de riesgo al VIH, en particular los usuarios de drogas por inyección, las víctimas de la trata de personas y los reclusos.
Señoras y señores, nuestra cartera se está ampliando, junto con sus necesidades de recursos. Las expectativas que ustedes abrigaban acerca de la labor que podemos realizar también se están incrementando. Agradezco su apoyo, en particular en lo que respecta a la iniciativa de formar un Grupo de trabajo sobre gobernanza y presupuesto en la ONUDD.
Gracias a las medidas adoptadas en años recientes, la ONUDD está ahora en mejores condiciones y mejor equipada para contribuir a un mundo más seguro, más saludable y más próspero. El cambio de enfoque de los asuntos siniestros a los nobles objetivos ha resultado sumamente fructífero. Les agradezco su atención.