Arica (Chile), 24 de enero de 2023 – 2022 fue un año récord para el Programa de Control de Contenedores (CCP) de la Organización Mundial de Aduanas (WCO) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Noviembre de 2022 concluyó con la mayor incautación de precursores químicos por parte de una unidad de CCP desde el inicio del programa en 2005. Como resultado del trabajo coordinado entre Bolivia y Chile, 690 toneladas de sustancias químicas destinadas a cocaína la producción fue incautada.
La magnitud de la incautación es enorme. Constituyó aproximadamente el 80 % del total de las incautaciones de precursores químicos del PCCh durante todo el año (más de 830 toneladas) y sigue rápidamente a las incautaciones récord de cocaína de más de 260 toneladas a finales de 2022.
“La magnitud de esta incautación demuestra la necesidad de continuar con la supervisión de la cadena de suministro comercial y muestra una cooperación sobresaliente entre nuestros Estados miembros a través de un programa de gestión de fronteras de UNODC”, dijo Alan Cole, jefe de gestión de fronteras de UNODC.
Inicialmente, los productos se importaron en 2020 a la terminal del puerto chileno de Arica con destino a Bolivia. Estaban almacenados en 41 contenedores abandonados e incluían tres precursores: acetato de etilo, un disolvente para disolver la base de cocaína; hidróxido de sodio, que neutraliza sustancias químicas esenciales dentro del proceso para obtener la base de cocaína; y metabisulfito de sodio, que elimina el exceso de sustancias químicas para obtener una cocaína más blanca. También contenían cloruro cálcico, que aunque no se considera un precursor se utiliza para extraer el exceso de contenido de agua del clorhidrato de cocaína para aumentar su potencialidad.
El tráfico de estos precursores puede entrar en intersección con el comercio legal. Las sustancias con usos legítimos también pueden utilizarse para producir drogas o explosivos. Una formación especializada del CCP ayuda a los funcionarios de aduanas y los representantes de la ley a enfrentarse a este problema especialmente complejo.
Este caso también saca a la luz los contenedores abandonados. La carga puede dejarse abandonada por varias razones: por ejemplo, porque un contenedor investigado por la aduana contiene mercancías ilegales que el destinatario se niega a despachar.
El precio de estos contenedores abandonados va mucho más allá de las tasas de almacenamiento impagadas. Los contenedores que permanecen en los puertos fuera de circulación contribuyen a la escasez mundial de contenedores, lo que provoca una inflación drástica de los precios del transporte marítimo y de los contenedores, y aumenta los plazos de entrega para las empresas, afectando en última instancia a la cadena de suministro mundial.
Los contenedores abandonados también pueden suponer un peligro de enorme impacto para la salud humana y el medio ambiente. En 2016, por ejemplo, los responsables del control portuario encontraron anhídrido acético altamente corrosivo, un precursor de la heroína, en cargamentos abandonados. Los policías corren el riesgo de exponerse a esas sustancias químicas, sobre todo si los envases se dañan con el tiempo.
Además, la reciente explosión en el puerto de Beirut en 2020 demuestra el peligro de los cargamentos químicos abandonados, en este caso, nitrato de amonio. Los responsables del control portuario de la CCP ya han detectado anteriormente nitrato de amonio en contenedores sin licencia de importación. Por lo tanto, la posibilidad de que esta devastadora situación se repita en otras zonas es evidente. Es vital que los órganos de control de puertos sigan de cerca el movimiento de los contenedores, especialmente de los abandonados.
Esta operación de incautación de 2022 es un ejemplo concreto del éxito de la asistencia técnica del CCP en el terreno, así como de la forma en que la cooperación interinstitucional contribuye a prevenir el tráfico ilícito de sustancias que pueden tener consecuencias perjudiciales en la población, la economía y el medio ambiente.