Oaxaca (México), 10 de noviembre de 2022 - En México, la corrupción ha logrado penetrar todas las clases sociales. El Informe 2015 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que la corrupción le cuesta a la economía nacional hasta el 5% de su PIB.
Es un problema que tiene un impacto directo en las vidas de las personas y las comunidades, ya que desvía recursos que deberían utilizarse para mejorar la calidad de vida de las personas, los servicios públicos y los sistemas de justicia. Es más, la corrupción tiene un impacto desproporcionado en las personas y comunidades vulnerables, incluyendo los pueblos indígenas.
En México hay unos 23,2 millones de indígenas, lo que representa casi el 20% de su población. El país tiene una deuda histórica con ellos, ya que durante muchos años estaban excluidos de los planes nacionales y no se respetaba su cultura.
El trabajo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en la lucha contra la corrupción se guía por la idea de que todas las personas y comunidades tienen derecho a la justicia, la seguridad y la paz. El problema de la corrupción sólo puede erradicarse si todos los sectores de la sociedad trabajan por el mismo objetivo común. Por consiguiente, cualquier programa contra la corrupción debe tener en cuenta las necesidades, las circunstancias particulares y los deseos de los pueblos indígenas para ajustarlos a la lucha contra la corrupción a nivel nacional.
Para hacer frente a la amenaza de la corrupción en México, UNODC está trabajando con los gobiernos locales para aplicar la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC) a nivel estatal y garantizar que todos los funcionarios públicos estén preparados con las herramientas, conocimientos y habilidades para luchar contra la corrupción. Esto incluye el apoyo a un comité de participación ciudadana del sistema nacional contra la corrupción, que tuvo lugar en julio en Oaxaca.
La Sra. Reyna Santillán, asesora del Comité Ciudadano del Sistema contra la Corrupción de Oaxaca, y también indígena zapoteca y activista, habló al equipo de UNODC en su lengua materna, el zapoteco.
"Estamos muy contentos de colaborar con UNODC, ya que no queremos que nuestras comunidades indígenas se enfermen con ese cáncer llamado corrupción. Tenemos derecho a continuar con nuestras buenas prácticas de transparencia, rendición de cuentas y gobernanza local, como el tequio", dijo.
La Sra. Santillán se refería a la práctica indígena tradicional, común en Oaxaca, basada en el trabajo cooperativo, obligatorio y no pagado por el bien de la comunidad.
"Dentro de nuestras comunidades, no recibimos dinero para servir como funcionarios, lo hacemos por el honor de ocupar ese cargo", continuó. "Este es un ejemplo de la responsabilidad social compartida y de las normas de control interno. Queremos que las buenas prácticas indígenas se mantengan para evitar la corrupción y la falta de transparencia."
Tequio es un solo ejemplo de las buenas prácticas que los pueblos indígenas pueden compartir para ayudar en la lucha contra la corrupción.
UNODC continuará implementando el Mecanismo de Revisión de UNCAC (un proceso de revisión por pares para apoyar a los estados a implementar la convención) en más estados mexicanos para asegurar que los esfuerzos contra la corrupción tengan un componente intercultural, respeten las circunstancias particulares de las diferentes comunidades indígenas y garanticen la justicia conforme a las lecciones aprendidas hasta el momento.
Este proyecto se realizó gracias al apoyo económico de USAID a la Oficina de la UNODC en México.
Para saber más sobre la lucha contra la corrupción en México, visita la página de la oficina nacional de UNODC.