Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

La ética del cuidado (EdC) y el feminismo

 

Se han desarrollado varios movimientos, teorías, ideologías e iniciativas en respuesta a la discriminación basada en el género.  Esto incluye el feminismo, que es la "teoría de la igualdad política, económica y social" de los géneros (Merriam-Webster). El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) (establecido en 1976), ONU Mujeres (establecido en 2010), el Fondo de Desarrollo de las Mujeres Africanas (fundado en 2001), la Federación de Mujeres de China (ACWF) (establecida en 1949), el Foro Feminista Europeo (lanzado en abril de 2007) y la Asociación Norteamericana de Mujeres Indias (fundada en 1970) son solo algunos de los programas e iniciativas enfocados en los derechos e intereses de las mujeres.   

Chandra Talpade Mohanty escribió en la década de 1980 que las feministas occidentales blancas tendían a pasar por alto las diferencias entre las mujeres de varias partes del Sur Global.  Criticó la manera en que trataban a la “Mujer del Tercer Mundo” como un “sujeto monolítico singular”, enfatizando que la experiencia de la opresión es increíblemente diversa y depende de la geografía, la historia y la cultura (Mohanty, 1984). En 2003, sin embargo, actualizó su argumento y señaló que:  "La crítica y la resistencia al capitalismo global, y la revelación de la naturalización de sus valores machistas y racistas, comienzan a desarrollar una práctica feminista transnacional" y que estas alianzas feministas son cruciales (Mohanty, 2003). 

Dentro de los movimientos feministas, hubo pensadoras y activistas que desarrollaron enfoques éticos centrados en el género durante los siglos XVIII y XIX.  Si bien hay muchas ramas de la ética feminista que se enfocan en las distintas formas en que las nociones tradicionales de ética podrían tomar más en cuenta las cuestiones de género, el objetivo común subyacente de todas las ramas es "la creación de una ética de género que busque eliminar o al menos paliar la opresión de cualquier grupo de personas, pero más particularmente de las mujeres" (Tong y Williams, 1998). Un enfoque prominente dentro de la ética feminista es el que se enfoca en el cuidado, que se asocia con la teoría de la EdC.  Este enfoque, como se analiza con mayor detalle más adelante, hace un llamado a todas las personas a tomar medidas y acciones conscientes y empáticas para el avance y la protección de los miembros vulnerables de la sociedad - en este caso, las mujeres. 

La Ética del Cuidado se desarrolló históricamente a partir de la tradición feminista de reconocer y exigir que podemos y debemos responder ante los miembros marginados de la comunidad con cuidado y empatía. Como se explicó anteriormente, la EdC fue seleccionada entre varias teorías éticas que pueden utilizarse para abordar la discriminación de género debido a sus vínculos históricos con el feminismo y porque es una teoría influyente que nos brinda abundantes recursos para pensar sobre el género y la sexualidad. La EdC es una teoría ética normativa, lo cual significa que es una teoría sobre qué es lo que hace que alguna acción sea moralmente buena o mala.  El imperativo moral de la EdC va más allá de nuestras responsabilidades legales y nos insta a actuar incluso cuando pueda ser incómodo hacerlo.  De acuerdo con la EdC, actuar moralmente significa más que la idea pasiva de "no hacer daño".  Hacer lo correcto significa actuar para hacer del mundo un lugar mejor para quienes se han vuelto vulnerables, excluidos y/o marginados. 

La Internet Encyclopedia of Philosophy define la EdC de la siguiente manera: 

La teoría moral conocida como "la ética del cuidado" implica que hay un peso moral en los elementos fundamentales de las relaciones y las dependencias de la vida humana.  Normativamente, la ética del cuidado busca mantener las relaciones al contextualizar y promover el bienestar de los proveedores y los receptores del cuidado en una red de relaciones sociales.  A menudo se le define como una práctica o virtud más que una teoría. Como tal, la atención implica mantener nuestro mundo y el de los demás y satisfacer las necesidades de todos.  Parte de la motivación de cuidar a quienes son dependientes y vulnerables, y está inspirado tanto en los recuerdos de ser cuidado como en las idealizaciones del yo (Sander-Staudt, 2016). 

La EdC difiere de las tres principales teorías éticas occidentales discutidas en el Módulo 1 Integridad y Ética (Introducción y Marco Conceptual), a saber:  el utilitarismo, la deontología y la ética de la virtud. Si bien la deontología y el utilitarismo exigen imparcialidad ante todo, la EdC se enfoca en la importancia moral de las relaciones con las familias y los grupos, y en la manera en que deben responder las personas o las sociedades ante una situación o persona que requiera cuidado.  La EdC difiere de la ética de la virtud en que se enfoca en las relaciones de cuidado más que en las virtudes de los individuos.  En este sentido, la EdC es una ética relacional, un marco que incluye muchos enfoques éticos no occidentales, como la ética confuciana china y la ética africana de Ubuntu.  Es interesante observar en este contexto que Ubuntu conceptualiza el poder como algo derivado de la fuerza inmaterial más que de los recursos materiales como la riqueza, las armas, la fuerza física o los recursos naturales (Tavernaro-Haidarian, 2018). El poder se entiende, por lo tanto, como aquello que está entre las personas, que crece más en cuanto más personas incluya y se mide en términos de cuán sustentables son nuestras acciones para la sociedad.  Esta idea es congruente con la idea de que el empoderamiento de las mujeres va más allá de los aspectos materiales.

Las características clave de una perspectiva de la EdC son: 

  1. Reconocer y tomar en cuenta la complejidad y la variación en los grados de dependencia e interdependencia entre las personas y las instituciones a lo largo del tiempo.
  2. Considerar cuidadosamente a las personas que son afectadas particularmente por nuestras elecciones en nuestra toma de decisiones. Aquellos especialmente vulnerables merecen consideración adicional, amor y cuidado.
  3. En lugar de confiar en un enfoque "unitalla", es necesario prestar atención a los detalles contextuales de las situaciones para salvaguardar y promover los intereses específicos de los involucrados. 

Carol Gilligan es considerada como la fundadora de la EdC.  La innovadora obra de Gilligan In a Different Voice promovió el enfoque de que las mujeres tendían a enfatizar la empatía y la compasión por encima de las nociones de la moral basada en la justicia.  Otras investigaciones feministas posteriores sugieren que es más probable que estas preferencias sean resultado de los roles de género socializados, lo que a su vez se refleja en la devaluación del enfoque de cuidado y en los roles de cuidado en el lugar de trabajo y en el hogar. 

En respuesta, la especialista en ética Nel Noddings ha promovido el enfoque de que la capacidad de cuidado de las mujeres es una fortaleza humana, que puede y debe enseñarse y esperarse tanto de los hombres como de las mujeres. Luego entonces, proveer cuidado es responsabilidad social tanto de los hombres como las mujeres.  En lugar del enfoque de dos opciones mutuamente excluyentes adoptado por Gilligan, que consideraba la moral basada en el cuidado como una alternativa a la moral basada en la justicia, Noddings considera que los valores como la justicia, la igualdad y los derechos individuales deben operar en conjunto con valores como el cuidado, la confianza, la consideración mutua y la solidaridad. Al mismo tiempo, Noddings prioriza el cuidado como el enfoque ético preferible que está "arraigado en la receptividad, la capacidad de identificarse con el otro y la capacidad de respuesta" (Noddings, 1984, pág.  2). Joan Tronto (2005) profundizó sobre la EdC e identificó cuatro elementos éticos:  capacidad de atención, responsabilidad, competencia y capacidad de responder.  Tronto también describe estos elementos en su conferencia titulada “The Challenges of Medical Care in a Caring Democracy". 

El deber moral del cuidado, que es un elemento medular de la teoría de la EdC, puede contrastarse con el estándar legal de cuidado, que no obliga a una persona a ayudar a otros (fuera del grupo reducido de personas a quienes se les impone el deber legal).  En muchos sistemas legales, la ley exige que las personas se abstengan de actuar de manera perjudicial, pero en general no existe la obligación legal de ayudar activamente a los demás. En los sistemas en los que existe dicha obligación, suele darse en circunstancias extremas, como cuando una persona necesita ser rescatada.  Esta es una diferencia significativa entre las obligaciones legales y morales y demuestra por qué no podemos confiar únicamente en la ley para determinar la responsabilidad moral.  La relación entre la ley y la moral se analiza con más detalle en el Módulo 12 (Integridad, Ética y Derecho). 

La EdC promueve la obligación moral de cuidar de los segmentos marginalizados de la sociedad. Cuando el cuidador es el beneficiario de un sistema establecido y perpetúa la desigualdad histórica y/o actual, la perspectiva de la EdC exigiría un mayor deber de cuidar a los demás.  Pero incluso los éticos utilitaristas, como el polémico filósofo Peter Singer, sostienen que los individuos que están en una posición de influencia o poder (ya sea financiera, educativa o posicional) tienen un deber moral mayor de cuidar a aquellos a quienes puedan cuidar y que necesitan su ayuda, y de hacer cambios a los sistemas e instituciones que perpetúan el sexismo y la desigualdad.  Para ver más información sobre el utilitarismo, consulte el Módulo 1 (Introducción y Marco Conceptual). 

El reto, sin embargo, habiendo tanta necesidad en el mundo, es determinar por dónde empezar - y dónde parar- a proveer cuidado, sin abrumarnos al grado que nos paralicemos y no hagamos nada. El ecologista David Suzuki responde así a esta sensación de impotencia en una entrevista de 2013: 

En los años sesenta y setenta solíamos ir por ahí diciendo que "piensa globalmente, actúa localmente" y eso era completamente incorrecto de muchas maneras, porque cuando la gente comenzó a pensar globalmente en cuanto a temas como la extinción de especies o el cambio climático o la acidificación de los océanos, era algo tan inmenso que la gente decía: "Bueno, ¿qué demonios?  Hay más de 7 mil millones de personas.  ¿Qué diferencia hace lo que yo haga?"  Se impuso una sensación de impotencia. 

Creo que debemos pensar localmente y actuar localmente para tener la esperanza de ser efectivos globalmente.  Yo siento que cuando tienes la sensación real de que podemos hacer algo es cuando te involucras a nivel local. Obviamente siempre ponemos el ojo en el impacto colectivo de las comunidades de todo el mundo.  Pero a nivel comunitario es donde realmente podemos ver las consecuencias de lo que hacemos. Es muy motivante. 

Aplicando esta propuesta al problema de la discriminación de género podemos comenzar a actuar localmente implementando un enfoque EdC en nuestras propias vidas en situaciones cotidianas en las que haya desigualdad de género.  Por ejemplo, podemos llamar la atención cuando se hagan comentarios o bromas sexistas.  Podemos apoyar y creerles a las víctimas de acoso o agresión sexual.  Podemos hablar y apoyar a una colega que ha sido interrumpida o discutida durante una reunión, en el espíritu de la técnica de la Amplificación utilizada por las empleadas de Barack Obama para apoyar las ideas y comentarios de otras mujeres en la sala. Al hacerlo, estamos mostrando comportamientos de un cuidador hacia otras personas fuera de nuestro círculo familiar inmediato. Como destacó Eileen Sowerby, constantemente se nos presentan oportunidades para mostrar un comportamiento afectivo hacia personas ajenas (otros) que requieren diferentes niveles de respuesta (1993, pág.  55-56). 

Otra forma en que podemos asumir la responsabilidad es abordar nuestros propios sesgos de género implícitos.  Por ejemplo, cuando somos testigos de un acto de discriminación contra una mujer, debemos preguntarnos si nuestras propias prácticas cotidianas alentarían acciones discriminatorias similares. Es así como podemos deconstruir y cuestionar nuestros propios privilegios y prejuicios.  Adoptar la perspectiva de la EdC puede ayudarnos a identificar y desafiar estos prejuicios, a aumentar nuestra conciencia sobre el sexismo en todas sus formas y a comprender qué podemos cambiar en nuestra propia vida para ser más inclusivos y empáticos. Estas ideas se contextualizan y exploran a través de los ejercicios que aparecen más adelante.  Se destaca que la EdC exige que cuidemos a todos los segmentos marginados de la sociedad. Sin embargo, dado que este Módulo está enfocado en la discriminación de género, se enfatiza la obligación moral de la EdC de proveer cuidado a las mujeres como un grupo de personas marginadas en función de su género.

 
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