Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Explotación laboral

 

La trata con fines de explotación laboral es otro ejemplo en el que la diferenciación entre los dos delitos no siempre es sencilla, como lo demuestra el caso del Recuadro 7.

Recuadro 7

Explotación laboral durante el proceso de tráfico ilícito

Numerosos estudios describen situaciones en las que los migrantes se ven obligados a trabajar en países de tránsito para pagar la continuación de sus viajes de tráfico ilícito. The Guardian reporta un caso en el que dos adolescentes fueron obligados a trabajar durante dos meses en una granja en Libia para pagar a los traficantes. Un informe de 2017 realizado por Save the Children Italy describe la difícil situación de una niña migrante, que tuvo que trabajar durante cinco meses en un burdel en Trípoli para poder pagar su viaje de tráfico ilícito a Italia. La tía de la niña, que organizó el viaje, le pidió al traficante que la metiera a la prostitución para financiar el viaje.

Este tipo de casos involucra el tráfico ilícito de migrantes, así como las circunstancias de explotación. En tales situaciones, las personas pueden caer en categorías de "migrantes objeto de tráfico ilícito" y "víctima de la trata" al mismo tiempo, o pueden pasar de ser "objeto de tráfico" a ser "objeto de trata" en el país de tránsito, antes de ser "objeto de tráfico" nuevamente al salir de ese lugar de tránsito y explotación. McAdam (2015) explica con mayor detalle la indeterminación entre si una persona es un migrante objeto de tráfico ilícito o una víctima de trata y las implicaciones de estas etiquetas.

Las víctimas de la trata con fines de explotación laboral pueden encontrarse, entre otros, en casinos, restaurantes y granjas, sitios de construcción y fábricas, mendicidad y venta de productos en las calles o servidumbre doméstica en residencias privadas. Cuando se usa a niños en el contexto del trabajo forzado, se les puede haber instruido para hacerse pasar por otra persona, usar documentos fraudulentos y ser llevados a otro país para proporcionar mano de obra barata. A menudo están sujetos a abusos, hambre y condiciones inhumanas. De manera inversa, en el contexto del tráfico ilícito, los migrantes pueden haber dado su consentimiento para pagar a los traficantes una tarifa acordada a su llegada al país de destino. Para pagar la deuda al traficante, el migrante podría haber dado su consentimiento para trabajar por un período de tiempo preestablecido en un lugar predeterminado. La pregunta clave en tales situaciones es si el acuerdo se convierte en "servidumbre por deudas" o "trabajo forzado". Si el migrante trabaja en horarios razonables, de acuerdo con las normas del mercado laboral, por un pago justo, pagando cantidades razonables de la tarifa de tráfico, es probable que el acuerdo sea un contrato voluntario. Sin embargo, si el traficante cobra una tasa de interés muy alta o continúa imponiendo multas o aumentando el monto adeudado a través de otros medios de explotación, entonces la situación es probablemente de trata. Esta conclusión se sustentará si, por ejemplo, no se permite a los migrantes salir después de haber pagado la tarifa acordada o si su libertad está restringida (por ejemplo, a través de toques de queda o la retención de documentos de identificación o viaje).

Recuadro 8

Industria de la construcción - Bélgica

Entre 2008 y 2010, en Charleroi (Bélgica) se investigó un importante caso. Se trataba de tráfico ilícito y trata de ciudadanos chinos para renovar los restaurantes chinos y las propiedades adyacentes. El principal acusado chino y su hija fueron sentenciados por SOM y TIP.

La policía y los servicios de inspección llevaron a cabo muchas inspecciones en estrecha sucesión, repartidas en diferentes regiones, incluidas Ostende, Gante y Tournai. Durante una de estas inspecciones en Ostende, la policía notó que una de las partes interesadas ya había aparecido durante una inspección negativa en Charleroi. Se puso en contacto con la policía federal de Charleroi y encontraron que se estaba llevando a cabo una investigación judicial contra esta persona. El fiscal del trabajo en Charleroi pidió que se transfiriera el archivo de Ostende y que se centralizaran todos los archivos relevantes relacionados con la parte interesada en Charleroi. Luego pidió a la policía y servicios de inspección que realizaran inspecciones multidisciplinarias adicionales en otros sitios de construcción de las empresas de la parte interesada, que se convertiría en el principal acusado en este caso.

Durante los controles realizados por la policía y los servicios de inspección, se interceptaron 15 víctimas chinas, la mayoría de las cuales estaban allí ilegalmente. De los informes del Inspectorado Social se desprende que el principal acusado tenía un testaferro a la cabeza de su empresa de construcción. Juntos habían establecido una empresa de construcción. Este testaferro de nacionalidad belga también tenía los documentos necesarios para tener acceso a la profesión contratante. El acusado principal reclutó clientes en círculos chinos a través de anuncios publicados en un periódico chino muy conocido. Posteriormente, sus clientes expresaron su extremo descontento con respecto a los servicios prestados. El acusado principal utilizó materiales chinos de baja calidad que importó y que no cumplían con las normas de la UE. Algunos subcontratistas incluso se negaron a usarlos durante las obras. Según las pruebas recopiladas durante la investigación financiera, también se supo que el acusado principal estaba engañando al establecer facturas falsas e invertir su producto del delito en bienes raíces en Italia. Algunas de las víctimas confiaban mucho en el acusado principal. Venían de la misma región de China y hablaban el mismo dialecto. El acusado principal se aprovechó de esto y logró manipularlos y controlarlos. Los salarios de las víctimas, en su totalidad, no fueron declarados y se pagaron en efectivo. Sus condiciones de vida y de trabajo eran inhumanas. Vivían en la obra en condiciones precarias. No había baño ni calefacción, incluso en invierno. La obra no cumplía con ninguna de las normas de seguridad obligatorias. No se les proporcionó ningún equipo de seguridad básico, como zapatos de seguridad o ropa de protección.

Varias de las víctimas tuvieron que trabajar para reembolsar sus deudas. Al final de su viaje, una persona que los acompañaba los dejó en el sitio de construcción, donde recibieron órdenes para realizar todas las tareas que se les encomendaron. Una de las víctimas declaró que tenía que pagar EUR18,000 por su viaje. Esta cantidad se tomó prestada en su totalidad de prestamistas a una tasa de interés del 10%. Enviaron el dinero que ganaron a su familia en China para reembolsarlo a los prestamistas. Habían volado de China a Francia y sus pasaportes fueron confiscados al llegar. Fueron transportados de Francia a Bélgica y terminaron en un sitio de construcción. Les ofrecieron alojamiento y comida y comenzaron a trabajar dos días después. No tenían idea de para quién trabajaban. Hicieron su trabajo y recibieron su paga en consecuencia. Durante un período de seis meses, trabajaron en tres sitios de construcción diferentes. No pudieron dar un nombre ni decir dónde trabajaban. Habían estado trabajando en la última obra de construcción durante un mes por 2 euros la hora. Trabajaron doce horas al día, siete días a la semana. Sentían que habían sido completamente engañados porque en China se les dijo que en Europa era posible ganar 10 euros por hora. No estaban interesados en el estatus de víctima de trata de personas, incluso después de haber recibido el folleto para víctimas y las explicaciones traducidas por un intérprete chino. Las víctimas recibieron una orden de abandonar el territorio y fueron llevadas a la estación.

La mayoría de las víctimas hizo declaraciones relevantes, pero algunas de ellas se negaron a aceptar el estatus de víctima de trata de personas porque todavía tenían una fe ciega en el principal acusado chino. En cuanto a las víctimas que expresaron interés, fueron atendidas y se les dio el estatus de víctima de trata de personas.

 

MYRIA, Trata y tráfico ilegal de seres humanos: Ajustar los vínculos, Informe Anual 2015.

 

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