Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

La prevención y la lucha contra el extremismo violento

 

Así como el concepto de “extremismo violento”, no existe una definición universal sobre lo que constituye “prevenir” y “luchar contra el extremismo violento” ni las formas en las que se puedan desarrollar (McCants and Watts, 2012).

Los elementos principales de la lucha contra el extremismo violento suelen componerse de el «uso de medios no coercitivos para disuadir a los individuos o grupos de ingresar a la violencia y para mitigar el reclutamiento, el apoyo, la facilitación o la participación en el terrorismo motivado por la ideología por parte de actores no estatales para promover los objetivos políticos» (Khan, 2015). El comentarista Peter Neumann observó que el alcance de la lucha contra el extremismo violento y sus actividades relacionadas son «potencialmente ilimitadas». Pueden incluir distintas actividades de gran alcance por parte de los gobiernos y otras entidades para prevenir la radicalización, lo que generalmente incluye el envío de mensajes a través de diversos canales de medios de comunicación convencionales y sociales; la participación de la comunidad y la divulgación a través de todos los medios disponibles, como mesas redondas o debates de consejos consultivos; la capacitación, especialmente a los jóvenes y las mujeres, junto con otras iniciativas de desarrollo, seguridad y protección de la comunidad; la educación y la capacitación de una amplia gama de interesados, incluidos los líderes comunitarios y los funcionarios de los organismos de represión (Neumann, 2011, pág. 18).

La ausencia de definiciones acordadas universalmente de «extremismo violento» y la «lucha contra el extremismo violento» ha sido a veces problemática, incluso en lo que respecta a asegurar la consistencia y la coherencia en las estrategias, políticas, prácticas y otros aspectos relacionados. Con respecto a la primera, el ex Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo llegó a la conclusión de que «la falta de claridad semántica y conceptual que rodea al extremismo violento sigue obstaculizando la realización de un examen en profundidad de los efectos que tienen en los derechos humanos las estrategias y las políticas destinadas a combatir el extremismo violento, así como de su eficacia en la reducción de la amenaza terrorista» (Asamblea General, informe A/HRC/31/65 del Consejo de Derechos Humanos, párr. 55).

La falta de definiciones acordadas de los principales términos ha resultado en «programas conflictivos o contraproducentes», los cuales son más difíciles de evaluar (McCants y Watts, 2012, pág. 1). Una cuestión particular ha sido que sin un acuerdo universal sobre los parámetros de la lucha contra el extremismo violento, existe el riesgo de que ésta evolucione hacia una «categoría general que carece de precisión y enfoque; refleja supuestos problemáticos sobre las condiciones que promueven el extremismo violento; y no es [...] capaz de trazar límites claros que distingan los programas de la lucha contra el extremismo violento de los de otros campos bien establecidos, como el desarrollo y la mitigación de la pobreza, la democratización y la gobernanza, y la educación" (Heydemann, 2014, págs. 1-4).

Otro factor que complejiza la definición ha sido la aparición del término “prevención del extremismo violento”, un concepto que rápidamente se ha «convertido en una prioridad para la comunidad mundial» (Frank y Reva, 2016, pág. 2). En 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas, por ejemplo, subrayó la importancia de la prevención del extremismo violento, señalando la importancia de la educación y la promoción de la tolerancia mediante la instilación del «respeto a la vida» y la promoción de una «práctica de la no violencia, la moderación, el diálogo y la cooperación» (resolución 70/109). Poco después, el Secretario General presentó a la Asamblea General el Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento para que lo examinara, y posteriormente la Asamblea recomendó a los Estados miembros que lo reflejaran en sus contextos nacionales como parte del examen bienal de la Estrategia contra el Terrorismo (resolución 70/291, párr. 40). Dentro del Plan de Acción, el Secretario General indicó que «es necesario adoptar un enfoque más amplio que abarque no solo medidas permanentes y esenciales contra el terrorismo, basadas en la seguridad, sino también medidas preventivas sistemáticas que aborden directamente las causas del extremismo violento» (informe de la Asamblea General A/70/674, párr. 6). Al responder a los principales factores identificados (vea abajo), los Estados deben adoptar medidas que aborden «el desarrollo, la buena gobernanza, los derechos humanos y las preocupaciones humanitarias», y fortalecer al mismo tiempo «estado de derecho, derogando la legislación discriminatoria y aplicando políticas y leyes de lucha contra la discriminación, la marginación y la exclusión» (informe de la Asamblea General A/70/674, párr. 41).

Parece que la prevención del extremismo violento requiere que un Estado realice una evaluación más profunda de las causas principales del extremismo violento, abordando sus principales factores impulsores; es decir, que adopte un enfoque más «ascendente». Dicho esto, en el Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento se señala que «los planes nacionales deben elaborarse [...] para que incluyan medidas para contrarrestar y prevenir el extremismo violento», lo que sugiere una distinción entre ambos conceptos. (informe A/70/674, párr. 44). De igual manera, esto se sugiere en el Plan de Acción: «se pide un enfoque amplio que abarque no solo las medidas esenciales de lucha contra el terrorismo basadas en la seguridad, sino también las medidas preventivas sistemáticas (prevención del extremismo violento) para hacer frente a los factores que hacen que las personas se unan a grupos extremistas violentos» (Equipo Especial sobre la Ejecución de la Lucha contra el Terrorismo, 2016).

Ejemplo de la vida real

Un proyecto de una organización comunitaria dio la oportunidad de realizar un curso gratuito de 12 semanas a jóvenes de una zona desfavorecida.

Como parte de este curso, se reunió a jóvenes que en circunstancias normales no se mezclarían y se desarrollaron aptitudes interpersonales como la comunicación y el manejo de la ira.

También les dio a los jóvenes capacitación y certificados en tecnología de la información y seguridad cibernética, elevando sus oportunidades laborales.

Por ello, los esfuerzos para prevenir y contrarrestar el extremismo violento dentro del sistema de las Naciones Unidas se enmarcan ahora en el concepto global de la prevención del extremismo violento, que incorpora elementos para «luchar» contra este. Dicho esto, la terminología de la “lucha contra el extremismo violento” sigue siendo común dentro de los productos de las Naciones Unidas, especialmente los publicados antes de la aprobación del Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento en 2015, el cual incluye un elemento de “prevención”.

 
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