Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Formas de discriminación de género

 

Los siguientes párrafos discuten los conceptos de sexismo, sexismo implícito, acoso sexual y agresión sexual, todas ellas son formas comunes de discriminación de género contra la mujer.

Sexismo

El sexismo es el prejuicio o la discriminación con base en el sexo, particularmente bajo la forma de la discriminación contra la mujer (Merriam-Webster). También puede significar un tratamiento injusto de las personas en función de su sexo o género.  Aunque el origen del término tal como se usa en todo el mundo no está del todo claro, se le asocia con la "segunda ola del feminismo" que tuvo lugar de la década de 1960 hasta la década de 1980 y probablemente se basó en el concepto de racismo (Masequesmay, 2014). El sexismo se basa en la idea de que las mujeres son inferiores a los hombres, y se usa para oprimir a las mujeres en la sociedad. 

Una de las formas en que el sexismo se manifiesta en países y culturas de todo el mundo es a través de la socialización de las normas de género. Por ejemplo, por siglos en Occidente los roles de género han representado a las mujeres como el género más emocional, físicamente más débil, y más involucrado en cuidar de otros, particularmente en la esfera doméstica. Por lo tanto, las mujeres han sido relegadas a la esfera doméstica, mientras que los roles de género han representado a los hombres como más adecuados para la vida pública, los puestos de liderazgo, las actividades empresariales, la política y la academia. Los niños pueden ser socializados desde una edad temprana para hacerles creer que las mujeres y los hombres tienen roles de género diferentes y adecuados en la sociedad. Esos niños podrían entonces crecer y perpetuar la existencia de estos roles dañinos y restrictivos en la sociedad. Un ejemplo de este proceso son las diferencias en los juguetes que se venden para niños y niñas. Este video muestra que cuando los adultos piensan en un bebé como varón, le dan vehículos de juguete, figuras de acción o equipos de construcción, y cuando lo consideran como una niña, le ofrecen muñecas y utensilios de cocina. Como se demostró en este video, frases como "correr como una niña" o "lanzar la pelota como una niña" les enseñan a las niñas que son más débiles físicamente que los niños y también son un insulto para ellas. Es importante señalar que estos roles de género son limitantes para todos - mientras que a las niñas se les enseña que son más débiles físicamente ("corres como niña"), a los niños se les enseña que son más deficiencias emocionalmente ("los niños no lloran"). Estos puntos de vista sobre los roles de género y la socialización que los mantiene vivos han llevado a la discriminación contra las mujeres en la vida pública, ya que a menudo se considera que desafían su rol de género asignado de una manera inadecuada. Esencialmente, la estructura de poder subyacente en la discriminación y la violencia contra las mujeres se refuerza a través del proceso de internalización de estereotipos y roles de género. Pero cabe destacar que este proceso histórico no excluye a ninguna región del mundo; sin embargo, en algunas regiones implica mayor violencia para las mujeres.

El sexismo puede surgir debido a conceptos socializados de privilegio y derecho. El Oxford English Dictionary define el "privilegio" como "un derecho, ventaja o inmunidad especial que es otorgada o está disponible solo para una persona o grupo en particular". "Merecimiento" se define como el "hecho de tener derecho a algo" y la "creencia de que uno es inherentemente merecedor de privilegios o trato especial". 

Una forma extrema de sexismo es la misoginia, o el "odio hacia las mujeres" (Masequesmay, 2017). La presencia de la misoginia en las culturas y sociedades a menudo conduce a altas tasas de violencia contra las mujeres y a la mercantilización y cosificación de las mujeres. Las normas estructurales y culturales pueden engendrar misoginia. 

Aunque la mayoría de las formas de sexismo y discriminación tienen un impacto negativo sobre las mujeres, también pueden afectar a los hombres. Según una encuesta realizada en cinco países (Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Francia y el Reino Unido), un gran número de hombres es víctima de discriminación por motivos de género en el lugar de trabajo, especialmente en las áreas con una mayor presencia de mujeres que de hombres, como en los servicios relacionados con la salud (Eurofound, 2018, pág. 10). Sin embargo, las mujeres son víctimas de discriminación en el lugar de trabajo, incluso dentro del sector de la salud, debido a las condiciones histórico-estructurales que tienen mayores implicaciones que los casos de discriminación contra los hombres.

Sesgo implícito / sexismo implícito

El prejuicio y la discriminación pueden describirse como una forma de sesgo intergrupal. De acuerdo con el Programa Nacional de Educación Judicial de los EE.UU., las formas más prominentes de sesgo de género son "(i) El pensamiento estereotipado sobre la naturaleza y los roles de las mujeres y los hombres; (ii) Devaluar lo que se percibe como 'un trabajo de mujer'; (iii) La falta de conocimiento de las realidades sociales y económicas de las vidas de las mujeres y los hombres" (Halilovic et al, 2017, pág.  29). 

El sesgo a menudo puede ser implícito. El "sesgo implícito", llamado a veces sesgo inconsciente, es definido por Brownstein (2015) en la Stanford Encyclopedia of Philosophy como: 

un término técnico que se refiere a características relativamente inconscientes y relativamente automáticas del prejuicio y el comportamiento social. Si bien los psicólogos del campo de la "cognición social implícita" estudian "actitudes implícitas" hacia los productos de consumo, la autoestima, la comida, el alcohol, los valores políticos, y otros, las investigaciones más interesantes y conocidas se han enfocado en las actitudes implícitas hacia los miembros de grupos socialmente estigmatizados, como los afroamericanos, las mujeres y la comunidad LGBTQ [lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer]. 

El sexismo implícito o "sexismo cotidiano" se ha destacado a través de un proyecto fundado por Laura Bates en 2012. A través de su página web, más de 100,000 mujeres y hombres han compartido sus experiencias sobre el desequilibrio de género. En las charlas TED de Laura , ella destaca los cambios de conducta y políticas que se desencadenaron al compartir estas anécdotas de todo el mundo. En Nigeria, la dramaturga Ifeoma Fafunwa, ha destacado temas similares a través de su obra llamada HEAR WORD! Naija Woman Talk True, un compendio de monólogos basados en historias de la vida real de mujeres nigerianas que desafían las normas sociales, culturales y políticas. Y la charla TED de 2014 de Melanie Funchness habla del sesgo implícito desde la perspectiva de una mujer afroamericana. 

El sexismo implícito se analizó por primera vez en un estudio realizado en audiciones "a ciegas" para la orquesta sinfónica de Nueva York de los años setenta y ochenta. Los resultados muestran que las audiciones a ciegas (usar una pantalla para ocultar la identidad de los candidatos ante el jurado) aumentan considerablemente las posibilidades de que se escoja a mujeres. Esto se explica con más detalle en este resumen de Harvard y se ejemplifica en este video. 

En otro estudio, enfocado en las prácticas de reclutamiento de las facultades de ciencias universitarias, se pidió a los miembros del personal que revisaran varias solicitudes de empleo. Las solicitudes revisadas eran idénticas, aparte del género del nombre del postulante. Se descubrió había mayor probabilidad de que los miembros de la facultad de ciencias (tanto hombres como mujeres) calificaran a los candidatos como mejor cualificados que las candidatas y que contratarían a más hombres que mujeres. También se descubrió que a los candidatos se les daba un salario inicial más alto en comparación con las candidatas, y que los empleadores estaban dispuestos a invertir más en el desarrollo de un candidato que en el de una candidata (Moss-Racusin y otros, 2012).

Otros estudios muestran que las mujeres son entrevistadas con un nivel crítico mayor que sus homólogos masculinos, y se les interrumpe con más frecuencia (Yorke, 2017). De manera similar, el estudio de Eagly y Karau (2002) descubrió que es más difícil para las mujeres convertirse en líderes y alcanzar el éxito en roles de liderazgo por la percepción de que existe una incongruencia entre el rol de género femenino y los roles de liderazgo que conduce a dos formas de prejuicio: 

(a) percibir a las mujeres de manera menos favorable que los hombres como potenciales ocupantes de roles de liderazgo;

(b) evaluar los comportamientos que cumplen con el concepto del rol del líder menos favorablemente cuando son llevados a cabo por una mujer. 

Otro estudio interesante se centra en la redacción de género de los anuncios de trabajo. El estudio muestra que cuando los anuncios de trabajo incluyen palabras principalmente asociadas con estereotipos masculinos (por ejemplo, "líder", "competitivo" y "dominante"), son considerados por las mujeres como menos atractivos en comparación con los anuncios de trabajo que incluyen principalmente palabras asociadas con estereotipos femeninos (por ejemplo, 'respaldo',' comprender, e 'interpersonal'). Por lo tanto, los anuncios de trabajo con una redacción más "masculina" refuerzan la desigualdad de género en los trabajos tradicionalmente dominados por los hombres y por lo tanto equivalen a un "mecanismo de mantenimiento de la desigualdad a nivel institucional" (Gaucher et al, 2011). Finalmente, este informe habla de por qué las mujeres son menos propensas que los hombres a postularse para trabajos para los cuales no cumplen con todos los requisitos anunciados.

Acoso y agresión sexual

El acoso sexual es un término legal que se refiere a un comportamiento verbal o físico no solicitado de naturaleza sexual (Encyclopaedia Britannica, 2018). Incluye cualquier comportamiento de motivación sexual que el destinatario considere ofensivo. Las mujeres y las niñas pueden ser víctimas de acoso sexual en el hogar, el lugar de trabajo, en la escuela y en su comunidad en general, entre otros lugares.  Algunos ejemplos de este tipo de hostigamiento pueden ser el tacto no deseado, los comentarios sexualmente sugerentes, los comentarios groseros u ofensivos sobre la identidad de género o la expresión de género de una persona, las indagaciones sobre su historia u orientación sexual, por nombrar algunos. Los niños también pueden ser víctimas de acoso sexual, y los acosadores casi siempre son hombres. Esto demuestra que la violencia sexual se deriva de la supremacía masculina sobre aquello que se considera infravalorado o que puede ser dominado a través del cuerpo. Es importante enfatizar los efectos de este poder patriarcal, que se expresa en todo lo que es considerado como infravalorado y jerarquizado por esa supremacía. 

Un ejemplo de acoso sexual público que existe en muchas culturas de todo el mundo son los "piropos". Algunos defienden este comportamiento con el argumento de que es parte de la cultura y no tiene la intención de ofender o causar angustia. En Francia, por ejemplo, se ha propuesto una ley que tipificaría esta forma de acoso como delito e impondría multas a los hombres que piropeen a las mujeres. Marlene Schiappa, la ministra de Igualdad de Género de Francia que está promoviendo esta ley, ha declarado que espera que la ley avergüence a los hombres que acosan a las mujeres y conduzca así a un cambio.  Declaró también que se ha encontrado oposición a esta propuesta de ley, y que los hombres respondieron diciendo que los piropos son simplemente "cultura francesa" (Bell y Jones, 2017). 

El acoso sexual se extiende más allá de la calle, el lugar de trabajo y los demás espacios físicos que puedan ocupar las mujeres, y es omnipresente en el mundo virtual. Las mujeres son hostigadas en las redes sociales e Internet ha ofrecido una gran plataforma para el abuso, la cosificación y el acoso de las mujeres.  A pesar de todos los beneficios que brindan las redes sociales al reunir y apoyar a personas afines, el anonimato que brindan también crea un foro adicional en el que se abusa de las mujeres. Muchas personas creen que los dueños de las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, etc.) deben esforzarse más para proteger a las personas vulnerables y emprender acciones en contra de aquellos que incitan a la violencia, el racismo y el sexismo en línea.  Como se puede ver en el ejemplo proporcionado en el Ejercicio 5 de este Módulo, las mujeres que están ante la mirada del público, más que los hombres u otros grupos vulnerables, son un blanco más frecuente del abuso en línea (también conocido como "trolling") simplemente por hacer su trabajo (en este caso, de periodista o comentarista deportiva). 

La agresión o el abuso sexual es otro problema omnipresente que enfrentan las mujeres en todo el mundo (ONU Mujeres, 2017). Esta forma de violencia y discriminación perpetrada contra las mujeres debido a su género es particularmente frecuente en los campus universitarios. Estudios en los Estados Unidos han revelado que una de cada cinco mujeres en las universidades de los EE. UU. han sido víctimas de agresión sexual (Krebs y otros, 2016), y esto se ha repetido en otras partes del mundo occidental (AHRC, 2017). La agresión sexual es la manifestación de normas sociales misóginas y sexistas y se encuentra muy extendida por todo el mundo en la actualidad. 

La exposición pública del abuso sexual y el acoso en el lugar de trabajo ha llegado a un nuevo nivel de concientización con el respalda de mujeres de alto perfil para la campaña #metoo, que fue iniciada por la activista negra Tarana Burke en 2007, delatando el comportamiento inapropiado de colegas masculinos en Hollywood y de estrellas de medios nacionales, declarando que "Se acabó el tiempo".  Además, se están realizando varias investigaciones de gran tamaño con respecto a acusaciones de abuso sexual contra organizaciones religiosas, organizaciones benéficas para niños, organizaciones deportivas y otras instituciones gubernamentales. Parecería que las actitudes de la comunidad están cambiando y las personas vulnerables se sienten más seguras y cómodas delatando los abusos y la discriminación perpetrados por personas en posiciones de mayor poder en la sociedad. 

Sin embargo, las mujeres continúan sufriendo discriminación y otros tipos de perjuicios debido a su género, y sigue siendo imperativo que nos preguntemos qué podemos hacer para erradicar la violencia contra las mujeres y para garantizar que las mujeres tengan los mismos derechos y poder en la sociedad. Estos son temas centrales para el feminismo y la ética feminista. 

 
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