Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Terrorismo y tráfico de drogas

 

Hechos clave

Las cifras disponibles del 2017 señalan que el valor anual del comercio ilícito de drogas se estima entre USD 426 y USD 652 mil millones y sus ganancias derivadas generan entre un quinto y un tercio de los ingresos de los grupos de delincuencia organizada transnacional a nivel mundial (UNODC (c), 2017; mayo, 2017).

Como se resalta en el Informe mundial sobre las drogas de la UNODC de 2018, el cannabis sigue siendo la droga más producida y consumida en todo el mundo, aunque los cultivos de adormideras de opio y de arbustos de coca muestran un crecimiento importante: el área mundial utilizada para cultivar adormideras de opio se ha duplicado desde 2006, principalmente como resultado de un incremento significativo en el cultivo de adormideras de opio en Afganistán, que representaba el 86 % de la producción mundial de opio en 2017. Al mismo tiempo, el cultivo mundial de arbustos de coca, que disminuyó en un 45 % en el periodo entre el 2000 y 2013, incrementó en un 76 % desde 2013 hasta 2016 (UNODC (a), 2018). En otras palabras, la evidencia sugiere que el comercio ilícito de drogas sigue prosperando, con mercados de cocaína, heroína y de drogas sintéticas en expansión. El mismo Informe de la UNODC también señala que, aunque el tráfico de drogas en línea mediante la red oscura sigue representando solo una fracción del tráfico de drogas en conjunto, crece con rapidez a pesar de los éxitos cerrando sitios de venta populares en la red oscura.

Muchas organizaciones terroristas, así como organizaciones paramilitares, han sido citadas en material académico como asociadas al tráfico de drogas (Dishman, 2001 y 2005).

Cuadro de ejemplo: tráfico de cocaína y heroína por parte de organizaciones terroristas

En 2013 se reportó el tráfico de USD 1 250 millones en cocaína proveniente de África Occidental hacia Europa, en medio de una creciente preocupación sobre la posibilidad de que Al-Qaida del Magreb Islámico (AQMI) hubiera incrementado su participación en el comercio de drogas (UNODC, 2013). Un informe de 2016 comisionado por la Unión Europea asociaba a Al Shabab con el tráfico de heroína, debido a que la transportaba desde los puertos en áreas bajo su control hacia Europa, y con el tráfico de cocaína hacia Kenia. El informe también reveló que AQMI estaba involucrado en el tráfico de drogas y generaba ganancias cobrando impuestos a grupos de delincuencia organizada que se dedicaban al tráfico de drogas desde Sudamérica hacia Europa a través del territorio que controlan en la región de Sahel (Reitano, Clarke y Adal, 2017). En 2017, se informó que Boko Haram estaba facilitando el tráfico de heroína y cocaína en África Occidental. Un informe de la UNODC de 2017 hace referencia al juicio de los miembros de la organización en Chad que fueron acusados de estar involucrados en el tráfico de sustancias psicotrópicas (UNODC (c), 2017).

 

Cuadro de ejemplo: los talibanes

Informes recientes estiman que aproximadamente el 86 % del cultivo de opio del mundo se encuentra en Afganistán (UNODC (a), 2018) y que una vasta cantidad de cultivos de adormidera está localizada en regiones bajo el control de los talibanes (UNODC (c), 2017). La asociación de los talibanes con la economía del opio también señala una correlación entre el comercio de drogas ilícitas como una actividad delictiva y el terrorismo.

Entre los años 2000 y 2015, cuando los talibanes lucraban con el comercio de drogas y ganaban mayor control de las regiones en Afganistán en las que se cultivaba opio, la organización fue responsable del 73 % de todas las muertes relacionadas al terrorismo en Afganistán y alrededor del 13 % de todas las muertes relacionadas al terrorismo a nivel mundial (UNODC (c), 2017).

 

Estudio de caso: Khan Mohammed

En 2006, Khan Mohammed era miembro de los talibanes y asistía a un exoficial talibán, Abdul Rahman, en un plan para atacar el aeródromo de la OTAN en Jalalabad. Mohammed planeaba usar las ganancias de las ventas de la heroína y el opio para llevar a cabo el ataque. Rahman logró que otro hombre, Jaweed, asistiera a Khan Mohammed con el plan. Sin embargo, Jaweed traicionó rápidamente a Rahman y Mohammed, pues informó a las autoridades afganas sobre el plan y estas notificaron a la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA). La Policía afgana convenció a Jaweed de continuar con sus funciones en el plan, pero que se convierta en su informante.

Actuando como un agente de la DEA y grabando distintas conversaciones, Jaweed le pidió a Khan Mohammed comprar opio y heroína para que se los venda, informándole que pretendía exportarlos a los Estados Unidos. Khan Mohammed aceptó y compró opio y dos kilos de heroína que vendió puntualmente a Jaweed. Sabiendo que las drogas estaban destinadas a la venta en los Estados Unidos, Khan Mohammed hizo referencia al «objetivo común» de matar a ciudadanos estadounidenses «mediante el opio o tiroteos». Khan Mohammed también informó a Jaweed de sus intenciones de usar las ganancias de la venta de drogas para comprar un auto que pueda cargar con misiles y señaló, además, que tenía la misma autoridad que Rahman y el mismo propósito de atacar el aeródromo.

En octubre de 2006, la DEA y las autoridades de Afganistán arrestaron a Khan Mohammed, quien fue extraditado a los Estados Unidos para ser procesado por cargos de drogas. En mayo de 2008, Khan Mohammed fue declarado culpable de tráfico internacional de drogas y tráfico de drogas para el beneficio económico de un terrorista en el tribunal penal de Washington, D.C. por lo que fue sentenciado a dos cadenas perpetuas. Esta condena se ratificó en la apelación de setiembre de 2012 (Estados Unidos contra Khan Mohammed, 2012).

 

Estudio de caso: la red de Ayman Joumaa

En enero de 2011, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento de Tesorería de los Estados Unidos calificó a miembros de una red de tráfico de drogas y lavado de dinero dirigida por Ayman Joumaa como traficantes de estupefacientes especialmente designados. En 2011, se alegó que la red coordinaba el transporte y distribución de cargamentos de cocaína procedentes de Sudamérica para su venta en Europa y Medio Oriente, al igual que el posterior lavado de las ganancias estimadas en USD 200 millones al mes. El lavado de las ganancias se realizaba de distintas maneras, como la compra de vehículos motorizados en los Estados Unidos que eran luego enviados a África Occidental para su venta, y las ganancias de esta actividad se transferían a Líbano. La DEA identificó más de 70 vendedores de autos usados en los Estados Unidos bajo una fuerte sospecha de estar involucradas en la conspiración (Braun, M. 2012).

 

Cuadro de ejemplo: Europa

El mercado anual de drogas en la Unión Europea está valorizado en aproximadamente EUR 2 430 millones, y alrededor de dos tercios de los grupos de delincuencia organizada en Europa se dedican al tráfico de drogas, que es la actividad ilícita más difundida que cualquier otra entre la delincuencia organizada en la Unión Europea (estimado del EMCDDA informado por UNODC (a), 2018).

Los informes señalan el surgimiento de un nuevo nexo entre la delincuencia y el terrorismo en Europa, representado por una fusión de entornos terroristas y delincuenciales en Europa que cuentan con grupos terroristas y delictivos que reclutan individuos del mismo grupo de personas o de redes sociales similares. De acuerdo con las investigaciones, hasta el 40 % de grupos terroristas en Europa son financiados en parte por medio de «delitos menores», en especial, relacionados con venta de drogas. Entre 2011 y 2016, 79 personas identificadas como «yihadistas europeos» con pasados delictivos estaban involucradas en el tráfico de drogas (Basra, Neumann y Brunner, 2016). Resaltando este vínculo, es necesario mencionar que, según los informes, los ataques terroristas de marzo de 2004 a la red de trenes de Madrid fueron financiados con la venta de hachís y éxtasis. Asimismo, los responsables dejaron 52 000 euros y drogas con un valor en la calle de EUR 1,5 millones en su departamento después de haber comprado los explosivos y los materiales para el atentado.

Luego, en diciembre de 2008, Hicham Ahmidan fue sentenciado a diez años de prisión en Marruecos por su participación en los atentados de Madrid, lugar en el que ya cumplía una condena de cinco años por tráfico internacional de drogas. De manera similar, Amedy Coulibaly, quien llevó a cabo una serie de ataques terroristas en París en enero de 2015, había sido ya procesado por delitos ligados al tráfico y había estado vendiendo drogas un mes antes de los ataques (Basra, Neumann y Brunner, 2016). 

 
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