Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Victimización terrorista: víctimas del terrorismo

 

Victimización se puede entender como la acción de señalar a alguien por trato cruel o injusto. Esta sección explora la victimización terrorista, por ejemplo, los factores involucrados al elegir a las víctimas de un ataque terrorista.

En líneas generales, estos ataques se pueden clasificar en dos categorías: específicos o indiscriminados. Históricamente, el terrorismo ha correspondido, en su mayoría, a la primera categoría. Tal como se señaló anteriormente, los ataques terroristas se empleaban como un instrumento para lograr acciones con motivos políticos. Estos ataques eran dirigidos a miembros de Gobiernos o actores políticos en específico con el fin de alcanzar un objetivo político particular (Schmid, 2006, pág. 3; Turkovic, 2006, pág. 55). Dichos ataques implicaban cierto grado de participación en el conflicto, aunque indirecto, entre el grupo terrorista y el adversario. Sin embargo, el terrorismo contemporáneo se caracteriza por ejercer violencia indiscriminada con mayor frecuencia y magnitud. Las víctimas de ataques terroristas no son por lo general elegidas específicamente de acuerdo a sus características individuales, sino que son víctimas «por casualidad» que se encuentran en el lugar y el momento equivocado. Estas víctimas actúan como un instrumento diseñado para influenciar a terceros (Šeparović, 2006, pág. 20). En parte, el elemento de impredecibilidad y aleatoriedad en la selección de víctimas le brinda al terrorismo su poder actual, «un poder multiplicado por la exposición y repetición de los actos de victimización que realizan los medios» (Schmid, 2006, pág. 9). Esta evolución en el foco del terrorismo refleja un cambio que va del terror individual a una dimensión de asesinato masivo y guerra psicológica (Schmid, 2006, pág. 9). En este sentido, el terrorismo intenta coaccionar a la población o a sus líderes infundiendo el miedo a ser lastimados (Šeparović, 2006, pág. 21).

Víctimas primarias (directas) de actos o campañas terroristas*

  • Aquellos asesinados por secuestradores, captores de rehenes, personas armadas o bombarderos terroristas;
  • Aquellos lastimados, mutilados o torturados psicológicamente por terroristas, pero que son liberados o rescatados al final;
  • Aquellos heridos o que fallecen en una operación de rescate antiterrorista a mano de terroristas o rescatistas armados;
  • Aquellos que quedan mental o físicamente discapacitados o fallecen (suicidio) como consecuencia de uno o varios atentados terroristas en los que se vieron involucrados o de los que fueron testigos directos.
Alex Schmid (2006). "Magnitudes and Focus of Terrorist Victimization." In Uwe Ewald and Ksenija Turkovi ć eds. Large-Scale Victimisation as a Potential Source of Terrorist Activities, IOS Press, pág. 4.

Aunque, en efecto, los ataques terroristas son delitos graves, es importante recordar que la diferencia entre la victimización terrorista y la victimización delictiva está en que la primera tiene una dimensión política inherente a ella. Esta dimensión política puede también incluir objetivos ideológicos o religiosos. Por ejemplo, la víctima directa de un ataque terrorista no suele ser el objetivo final de la violencia. En cambio, el acto de señalar un objetivo sirve como amplificador para transmitir un mensaje mayor e influenciar a un público más amplio, como un Estado adversario de la organización terrorista (Schmid, 2006, pág. 4). Un objetivo importante del terrorismo es que el público masivo pueda prestar atención al mensaje que se busca transmitir y así experimente una sensación de terror y pánico como resultado del ataque terrorista. El terror infundido en los individuos se amplifica aún más debido al proceso de identificación con la víctima, es decir, el miedo de pensar «pude haber sido yo» (Schmid, 2006, pág. 7). Por lo tanto, las víctimas de los ataques terroristas actúan como símbolos con características compartidas de grupo o clase, las cuales a su vez construyen una base para la selección de víctimas (Šeparović, 2006, pág. 21). De este modo, las víctimas del terrorismo actúan como objetivos instrumentales.

Diez tipos de público del terrorismo*

  1. El adversario(s) de la organización terrorista (usualmente uno o varios Gobiernos);
  2. El pueblo o sociedad del adversario(s);
  3. Las víctimas directas elegidas, sus familias y amigos;
  4. Otras personas con razones para temer convertirse en la siguiente víctima;
  5. Públicos distantes y «neutrales»;
  6. Los votantes que apoyan a la organización terrorista;
  7. Sectores posiblemente simpatizantes de públicos nacionales o extranjeros;
  8. Otros grupos terroristas que compiten por el protagonismo;
  9. El terrorista y su organización;
  10. Los medios de comunicación.
Alex Schmid (2006). "Magnitudes and Focus of Terrorist Victimization." In Uwe Ewald and Ksenija Turkovi ć, eds. Large-Scale Victimisation as a Potential Source of Terrorist Activities, IOS Press, pág.. 4.

Al emplear la violencia, o la amenaza de violencia, se pone a un público más amplio en un estado de miedo o terror crónico, lo cual causa estragos físicos, psicológicos, sociales, políticos y económicos en la sociedad en general (Šeparović, 2006, pág. 21; Schmid, 2006, pág. 5). Este método de combate indirecto puede tener diversas metas: desorientar o crear una sensación de sumisión en los objetivos directos (p. ej., el Gobierno), lograr que terceros tomen alguna acción o causar un revuelo en la sociedad y la opinión pública con el fin de que cambien sus actitudes o comportamientos a favor de los intereses de los perpetradores. La victimización exitosa de algunos sectores de la sociedad transmite al público en casa y en el extranjero el mensaje de que el Estado no puede protegerlos debidamente. Esta sensación de inseguridad puede ser de aún mayor provecho para organizaciones extremistas violentas (consulte el Módulo 2) (Schmid, 2006, pág. 4). La capacidad que tienen las organizaciones terroristas para manipular grandes públicos por medio de la victimización pública de algunas víctimas indirectas en un ambiente propicio para la cobertura por parte de los medios de comunicación ha hecho que el terrorismo pase de ser una modalidad marginal de protesta, extorsión e intimidación a ser una forma importante de guerra psicológica.

 
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