Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

La “radicalización” y el “extremismo violento”

 

Al igual que con el concepto de “terrorismo”, no existe una definición universalmente acordada del término “extremismo violento”; de hecho, de manera algo confusa, los términos pueden, a veces, emplearse indistintamente. Sin embargo, hay varias definiciones que se han elaborado a nivel nacional, regional e internacional. Un informe reciente de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) sobre las buenas prácticas y las enseñanzas extraídas sobre la forma en que la protección y la promoción de los derechos humanos contribuyen a prevenir y contrarrestar el extremismo violento, se examinó la práctica existente de los Estados en relación con las políticas y las medidas que rigen el “extremismo violento” (Asamblea General, informe A/HRC/33/29 del Consejo de Derechos Humanos). Esto reveló la existencia de enfoques nacionales muy diversos (párr. 17), algunos de los cuales se incluyen debajo en el “régimen notificado”. Los problemas relacionados con la definición del fenómeno también se revelan en la conclusión del Informe: «en otros casos, las definiciones empleadas no dejan totalmente claro si el «extremismo violento» presupone una acción violenta o incita a la acción violenta, o si también incluye formas de conducta menores que normalmente no dan lugar a sanciones penales». (Párr. 17). De manera general, la diversidad de los criterios de definición revela cierta coherencia en el sentido de que el fenómeno del «extremismo violento» se considera más amplio que el del terrorismo. Esto también se refleja en el Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento, en el que el Secretario General observó que «el extremismo violento abarca una categoría más amplia de las manifestaciones» que el terrorismo, ya que incluye formas de violencia por motivos ideológicos que no llegan a constituir actos terroristas (Asamblea General, informe A/70/674, párr. 4).

La diversidad de lo que puede constituir “extremismo violento” ha sido conformada, en cierta medida, por las actividades de grupos terroristas como el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), Al Qaeda y Boko Haram, que difunden mensajes de odio y violencia, así como de intolerancia religiosa, cultural y social. Al hacer esto, los grupos que practican el extremismo violento suelen distorsionar y explotar las creencias religiosas, las diferencias étnicas y las ideologías políticas para legitimar sus acciones, así como para reclutar y retener a sus seguidores.

Algunos posibles errores en la prevención y la lucha contra el extremismo violento incluyen la sobresimplificación del fenómeno, entre otros, con respecto a su relación con alguna religión, nacionalidad, civilización o grupo étnico que pueda fomentar el extremismo violento en lugar de obstaculizarlo. Por ejemplo, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, en la Estrategia Para Contrarrestar el Extremismo Violento de 2016, reconoció esta diversidad alseñalar que «los factores que impulsan el extremismo violento varían según las personas, las comunidades y las religiones» (Departamento de los Estados de los Estados Unidos y USAID, 2016, p. 3). A pesar que la atención se centra en retorno de los combatientes terroristas extranjeros a sus países, el conocimiento de los Estados Unidos resuena con el contenido de Memorando de La Haya-Marrakech, en el que se reconoció la necesidad de continuar hacia un enfoque individual de los esfuerzos de la prevención y la lucha contra el extremismo violento. Por ejemplo, en las Buenas Prácticas 16 y 19, el Memorando sugirió que los Estados deberían utilizar instrumentos para evaluar el riesgo individual, ya que toma en cuenta distintos factores, y debe ser supervisada por un profesional (GCTF, (A), p. 8). Esto se reforzó en la agenda del Memorando, el cual recomendó que los instrumentos para evaluar el riesgo individual deben ser implementados por un experto «competente en la comprensión de las distintas facetas de la radicalización y el contexto local y cultural» (GCTF, (B), p. 4).

Un aspecto que todos los Estados y los comentaristas deberían sobresimplificar en ocasiones es la noción de “radicalización”, un concepto que ha llamado mucho la atención (y ha creado controversias al respecto), incluso en relación con el discurso y los esfuerzos de la prevención y lucha contra el terrorismo. El Informe de la ACNUDH señaló que:

La noción de “radicalización” generalmente es usada por algunos Estados para expresar la idea de un proceso en el cual un individuo puede adoptar un conjunto de creencias y aspiraciones extremistas. Esto puede incluir, aunque no se define por, la voluntad de perdonar, apoyar, facilitar o usar la violencia para fines políticos, ideológicos, religiosos, entre otros. (Informe: A/HRC/33/29, párr. 19).

Algunos comentaristas sugieren que la “radicalización” puede ser entendida como un proceso en el cual los individuos adoptan ideologías violentas extremistas que pueden llevarlos a cometer actos terroristas, o que probablemente las hagas más vulnerables a reclutarse en organizaciones terroristas (Romaniuk, 2015, págs. 7 y 8).

Modalidades de reclutamiento

El reclutamiento puede tomar distintos enfoques. Aquí puede encontrar un conjunto de modelos propuestos sobre cómo podrían ser categorizados y analizados:*

a) “La red”: el extremismo violento y los grupos terroristas difunden propaganda indiferenciada, como videos o mensajes, a la población meta considerada homogénea y receptiva a la propaganda;

b) “El embudo”: supone un enfoque gradual para dirigirse a individuos específicos considerados listos para el reclutamiento, utilizando técnicas psicológicas para aumentar el compromiso y la dedicación. Incluso los niños que se resistan al reclutamiento completo pueden desarrollar perspectivas positivas sobre las actividades del grupo;

c) “La infección”: cuando es difícil llegar a la población meta, se puede insertar un "agente" para perseguir el reclutamiento desde dentro, empleando apelaciones directas y personales. Los lazos sociales entre el reclutador y los objetivos pueden reforzarse apelando a agravios como la marginación o la frustración social

* Gerwehr, Scott, and Sara A. Daly (2006). Al-Qaida: selección y reclutamiento de terroristas. Santa Mónica, California, Corporación. RAND. Págs. 76-80. Citado en Naciones Unidas (2017). Manual sobre los niños reclutados y explotados por grupos terroristas y extremistas violentos: Rol del Sistema de Justicia. Viena. P. 13.

Muchos comentaristas y entidades gubernamentales e intergubernamentales ahora reconocen que se le ha dado mucha importancia a la ideología centrada en la religión como el factor que ha impulsado el terrorismo en la historia (Kundnani, 2015, pp. 10-11), obteniendo como resultado que se pasen por alto otros factores o que no se les haya dado la atención necesaria. El trabajo de Botha se encuentra en el centro del movimiento que critica este enfoque limitado, el cual señala la importancia de la psicología individual como componente esencial para volverse extremista (incluido el terrorismo), y concluyó que para seguir previniendo el terrorismo es esencial que se comprenda mejor lo que motiva a un individuo a recurrir al terrorismo (Botha, 2015, pág. 3). Por ejemplo, una de las principales conclusiones del informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Viaje hacia el extremismo en África (Informe del PNUD) (2017), fue que, si bien el 51 % de las personas entrevistadas citaron motivos religiosos como una razón para unirse a grupos extremistas violentos, el 57 % de los encuestados también admitieron tener una comprensión limitada o nula de los textos religiosos.

El estudio mencionado anteriormente, realizado por Botha, complementa esto, ya que se determinó que a pesar de que la religión es un componente clave en la radicalización, una de las influencias más fuertes era la de un individuo que perdía la fe en los políticos y los sistemas políticos. De manera crítica, el estudio de Botha reveló que normalmente la ira se dirigía contra los agentes del Estado debido a su rol en proteger a quienes cumplían los cargos del mismo. El impacto de esto puede verse cuando se considera lo siguiente: «en lugar de prevenir y combatir el terrorismo (los enfoques represivos de los agentes del Estado), asegurar que los jóvenes afectados por ellos —e incluso los otros miembros de la familia— se radicalicen» (Botha, 2015, pág. 13). Es evidente que se ha reconocido cada vez más que un mayor énfasis en la radicalización puede llevar a conclusiones demasiado simplistas en cuanto a los vínculos causales entre la radicalización (que da lugar a pensamientos extremistas) y los actos extremistas violentos. Esto puede llevar a adoptar un enfoque de «desprogramación» como una o la solución sin examinar otros factores de violencia de manera adecuada, tales como el factor socioeconómico, que se examina en la siguiente sección. Ciertamente, el beneficio de una mejor comprensión y las lecciones aprendidas reflejan el enfoque del Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento, en torno al cual se ha enmarcado el análisis de este módulo.

Es interesante observar que, en ocasiones, las becas académicas han estado por delante de las instituciones gubernamentales e intergubernamentales, en cuanto a su comprensión y razonamiento sobre temas relacionados con el la prevención y la lucha contra el extremismo violento. Por ejemplo, en 1988, Martha Crenshaw señaló que «las acciones de las organizaciones terroristas son basadas en una interpretación subjetiva del mundo más que en la realidad objetiva», argumentando que la percepción del entorno político y social se impregna a través de sus propias creencias y actitudes (Crenshaw, 1988, pág. 2). Hoy en día, se comprende cada vez más que el proceso de radicalización es muy individualizado, y que no existe una forma única de hacerlo, ya que se puede hacer de distintas formas (Asamblea General, informe A/HRC/31/65 del Consejo de Derechos Humanos, párr. 15). Los profesores universitarios han recurrido a las distinciones sociopsicológicas en las creencias, los sentimientos y los comportamientos para desglosar el proceso de radicalización. Quienes recurren a acciones terroristas solo forman la cúspide de una pirámide de un grupo más grande de simpatizantes que comparten sus creencias y sentimientos (McCauley y Moskalenko, 2008; Asamblea General, informe A/70/674, párr. 32).

Se debe tener cuidado en la terminología utilizada al examinar los factores que impulsan el extremismo violento para evitar ser mal informado por suposiciones incorrectas y/o no relacionadas con el tema. Como consecuencia, algunas entidades han reformulado sus aproximaciones en cuanto a la definición y los conceptos, como la Oficina Europea de Policía (Europol), que recientemente propuso cambiar el término «radicalización» por «tendencia social extremista violenta» (EUROPOL, 2016).

Una cuestión importante que debe aclararse desde el principio es que lo fundamental para el discurso y los esfuerzos para la lucha contra el terrorismo: no es si las personas tienen opiniones “radicales” o “extremistas” (términos que pueden ser de naturaleza relativamente subjetiva y, por lo tanto, susceptibles de malentendidos), sino si esas opiniones se traducen en actos violentos (que es la excepción más que la norma). Potencialmente, millones de personas de diferentes contextos sociales, étnicos, culturales, religiosos o geográficos tienen lo que otros podrían considerar como opiniones “radicales” o “extremistas”, especialmente cuando se comparan con las de ellos mismos. Sin embargo, no cometen actos violentos o terroristas. De hecho, incluso la forma en que se definen los términos “violento” y “extremismo violento” puede variar contextualmente según el método y las metodologías utilizadas. Por ejemplo, una comprensión positivista del “extremismo violento” discreparía de la que deriva de la aplicación de un método de “microrrelatos” o de la recopilación de historias de vida. Los microrrelatos son, sin duda, importantes para comprender mejor y hacer frente a los principales factores que impulsan el extremismo violento.

Criterio de definición del “extremismo violento”

Existen distintos criterios gubernamentales e intergubernamentales de definición para el concepto de extremismo violento, algunos de estos son los siguientes.

Gubernamental

Australia (1*): «El extremismo violento se refiere a las creencias y acciones de las personas que apoyan o usan la violencia para alcanzar objetivos ideológicos, religiosos o políticos. Esto incluye el terrorismo y otras formas de violencia, tanto de forma política como comunal.»

Canadá (2**): El «extremismo violento» es cuando un delito es «motivado principalmente por razones políticas, religiosas o ideológicas». En algunas definiciones se señala de manera explícita que las opiniones radicales no son un problema en sí mismo, sino que se convierten en una amenaza para la seguridad nacional cuando esas opiniones pasan a ser acciones violentas.

Estados Unidos (3*): El FBI define el extremismo violento como el «fomento, aprobación, justificación o apoyo de un acto violento para lograr objetivos políticos, ideológicos, religiosos, sociales o económicos», mientras que la USAID define las actividades extremistas violentas como el «fomento, participación, organización o apoyo de la violencia ideológicamente motivada o justificada para lograr objetivos sociales, económicos o políticos».

Noruega (4*): El extremismo violento se refiere a las actividades por parte de personas y grupos que están dispuestos a utilizar la violencia para alcanzar objetivos políticos, ideológicos o religiosos.

Suiza (5*): Un extremista violento es aquel «que se considera que ha mostrado en distintas ocasiones un comportamiento que no sólo acepta el uso de la violencia, sino que también apoya o ejerce la violencia por motivos ideológicos para promover un fin».

Reino Unido (6*): El extremismo se define como la oposición abierta o activa hacia los valores fundamentales, que incluye la democracia, el estado de derecho, la libertad individual, el respeto mutuo y la tolerancia de las diferentes creencias, así como el llamamiento a la muerte de las fuerzas armadas del Reino Unido en el país o en el extranjero.

Intergubernamental

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (7*): «Promover opiniones que fomenten e inciten a la violencia en favor de determinadas creencias, y fomentar el odio que pueda conducir a la violencia entre comunidades».

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (8*): La UNESCO, aunque reconoce que no existe una definición acordada internacionalmente, en el documento La prevención como instrumento para prevenir el extremismo violento mediante la educación: una guía para los responsables de políticas, sugirió que el entendimiento más común del término, y el que sigue dentro de la guía, es el que «se refiere a las creencias y acciones de las personas que apoyan o utilizan la violencia para lograr objetivos ideológicos, religiosos o políticos». Esto puede incluir «el terrorismo y otras formas de violencia de motivación política».

1* Parlamento de Australia (2015). “ Medidas del Gobierno de Australia para contrarrestar el extremismo violento: una guía rápida.” Febrero.

2* Seguridad Pública del Canadá (2009). “Evaluación del riesgo de los extremistas violentos.” Research Summary, vol. 14, no. 4.

3* USAID (2011). “ La respuesta del desarrollo al extremismo violento y la insurgencia: puesta en práctica de los principios.” Políticas de USAID, septiembre de 2011. P. 2.

4* Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de Noruega (2014). “ Plan de Acción contra la Radicalización y el Extremismo Violento.” P.7.

5* Oficinas del Gobierno de Suecia (2011). “ Plan de Acción de Suecia para Salvaguardar la Democracia contra la Violencia que Promueve el Extremismo.” Comunicación del Gobierno 2011/12:44, Point 3.2.

6* Gobierno del Reino Unido (UK) (2015). Estrategia contra el Extremismo. Londres, Dirección de Anti-Extremismo, Ministerio del Interior. Párr. 1. Ver también el Gobierno del Reino Unido (2011). Estrategia Preventiva. Anexo A. Tome en consideración que el Equipo de Tareas del Reino Unido para hacer frente a la radicalización y el extremismo de 2013 definió el «extremismo islamista».

7* Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), Comité de Asistencia para el Desarrollo (2016). Reunión de alto nivel del CAD, Comunicado del 19 de febrero de 2016.

8*United Nations, UNESCO (2017). Preventing violent extremism through education: A guide for policy-makers. Paris, France.

 
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